Manifestación en los exteriores de la Fiscalía General del Estado. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Un ataúd lideró la marcha. Atrás le seguían los dolientes y una ‘llorona’ que gritaba su pena: “¡por qué te vas!”, “¡quiero mis lujos!”. Unas 50 personas formaban el cortejo fúnebre, que caminó desde la sede de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceosl) hasta la Fiscalía General del Estado, en el centro de Quito.
Vestidos de negro y con antifaces y pañuelos verdes, cuatro hombres cargaban el ataúd. Tenían todos sus bolsillos llenos de fajos de billetes. Dólares con las caras de los líderes del oficialismo, el presidente Rafael Correa, el vicepresidente y candidato a la reelección Jorge Glas y el candidato Lenín Moreno, iban quedando por el camino.
Querían enterrar simbólicamente la corrupción y apoyar a la Comisión Nacional Anticorrupción. La manifestación fue organizada por la Central Unitaria de Trabajadores, y, aunque no tuvo una fuerte convocatoria, llamó la atención de los ciudadanos que la veían pasar.
La ‘llorona’, que cada cierta distancia se desmayaba, para darle mayor fuerza a la protesta, reclamaba por la muerte de la corrupción, que la dejaría sin dinero para satisfacer sus lujos. Estas pausas permitían que la marcha se concentre, ya que los miembros de la Comisión, adultos mayores la mayoría, caminaban lentamente.
La marcha duró alrededor de 30 minutos, hasta que arribó a la Fiscalía, donde los esperaba alrededor de una docena de policías antimotines. No los detuvo para congregarse en la plazoleta frente al edificio.
Nuevamente la ‘llorona’ llamaba la atención de todos, con sus gritos. Se lanzó sobre el ataúd, en el cual reposaba un cartel con el rostro del vicepresidente Glas y la leyenda “señor vidrio”. Y mientras tanto sobre ella llovían cientos de billetes, que cubrieron buena parte de la plaza. Los miembros de la Central, de la Comisión y de Unidad Popular, que lideraban la protesta gritaban consignas en contra del Gobierno: “Correa y Chiriboga, al país no se le roba” o “estamos enterrando al Gobierno más corrupto del país”.
La Comisión se creó en 2015, como un organismo cívico impulsado por los movimientos sociales que se dedica a levantar informes, ad honorem, sobre los presuntos hechos de corrupción en el país. Según Germán Rodas, uno de sus miembros, en contra de ellos pesan al menos seis demandas conjuntas y varias individuales que sumarían unos USD 50 millones. Y esta era precisamente una de sus críticas, que en lugar de que el Gobierno investigue sus denuncias ellos son demandados por investigar casos.
Para Nelson Erazo, del Frente Popular, esta manifestación es la representación del hartazgo de la ciudadanía por los casos de corrupción, siendo el más representativo el de Odebretch. Por eso advirtió que el próximo 2 de abril apoyarán al candidato opositor, Guillermo Lasso, en la segunda vuelta.
Giovanni Atarihuana, de Unidad Popular, denunció que la Fiscalía no ha cumplido con su papel de investigar la corrupción y que por eso decidieron realizar el entierro simbólico en sus puertas, y dijo que a través del humor quisieron representar el sentimiento del pueblo.
Para Marcelo Merlo, otro miembro de la Comisión, el entierro de la corrupción debe ser una política del Estado y agradeció la invitación del Frente Unitario de Trabajadores a la protesta para apoyar su labor y dejar constancia de que seguirán luchan a favor de la transparencia y en contra del abuso del poder en todos los aspectos de la sociedad ecuatoriana.