Esteli, Nicaragua, AFP
El depuesto presidente Manuel Zelaya se aproximaba hoy vía terrestre a la frontera con Honduras, en su segundo intento de regresar al país tras su derrocamiento, donde lo espera un encuentro con sus seguidores, pero también una orden de detención en su contra.
El mandatario se dirigía hacia la frontera con Honduras en la mañana del viernes donde intentaría entrar por los puestos fronterizos de Las Manos o El Espino, luego de pernoctar en la ciudad de Estelí, 149 km al norte de Managua, en la primera parada de su viaje de retorno.
Conduciendo un jeep y enfundado en un traje estilo vaquero con su inseparable sombrero, el rostro de Zelaya denota tensión aunque afirma no temer las medidas que pueda tomar el régimen que lo derrocó el 28 de junio y expulsó del país, acusándolo de 18 delitos, entre ellos el de traición a la patria.
Lo acompaña el canciller venezolano, Nicolás Maduro, aunque su presencia en la caravana es más que discreta y no se ha mostrado a la prensa en las comparecencias públicas que éste ha hecho en Managua y Estelí.
El recorrido de la caravana, integrada en su mayoría por periodistas nicaragüenses y extranjeros, apenas ha despertado el interés de algunos pobladores que se asoman a la puerta de sus casas para verlo pasar.
“Voy caminando a Honduras y la mayor parte de los hondureños que caminen a la frontera, y (que) no le tengan miedo a los soldados”, dijo Zelaya tras llamar a las fuerzas armadas a no amenazar ni agredir al pueblo.
Zelaya cuestionó la decisión del gobierno de facto de Roberto Micheletti de imponer estado de sitio en la región fronteriza porque según él, no “se puede mantener un régimen con bayonetas”.
Los militares hondureños mantuvieron cerrado el tránsito de personas y vehículos hacia Nicaragua, para impedir avanzar a sus seguidores, por lo que los seguidores de Zelaya permanecían en el pueblo El Paraíso, a 10 km de la frontera, comprobaron periodistas de la AFP.
El presidente depuesto considera que cuantos más obstáculos se le pongan al pueblo, éste más se va a indignar.
En su segundo intento de regresar al país tras su fallido aterrizaje en el aeropuerto de Toncontin, el 5 de Julio, Zelaya dijo que va a “dialogar con banderas de paz, me acerco para que vuelva la normalidad” a Honduras.
Después del rechazo por parte del gobierno de facto de Roberto de Micheletti de la Declaración de San José, el plan de paz propuesto por el presidente costarricense Oscar Arias, el miércoles, las gestiones diplomáticas continúan, según Zelaya.
El presidente depuesto, dijo haber recibido llamados de varios cancilleres y del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, aunque no reveló más detalles.
En esta marcha que comenzó en la tarde del jueves, Zelaya va “caminando despacio” para dar tiempo a que los que ocupan el gobierno “reflexionen” porque defiende la democracia y no va a renunciar a principios ni valores aunque “haya un rifle apuntándole”.
Tampoco tiene miedo a la justicia. “Me acusaron pero no me pusieron ningún requerimiento”, aseguró.
No obstante reconoció que en su propósito de entrar al país sabe que está “en peligro”, “pero estoy dispuesto a hacer el sacrificio porque Honduras necesita un cambio pacífico”, sentenció.