Los defensores de las libertades civiles y los opositores a Donald Trump se congratularon el viernes, 22 de diciembre del 2017, por la liberación de seis manifestantes acusados de actos violentos durante una movilización realizada el día de la asunción del presidente republicano.
Los seis acusados, detenidos con otros más de 200 manifestantes el 20 de enero del 2017, fueron declarados no culpables de todos los cargos por un jurado de Washington el jueves, 21 de diciembre. Podrían haber sido condenados a penas superiores a los 60 años de cárcel.
El fallo, tras un mes de proceso, “es una victoria para la primera enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión”, reaccionó la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés) .
El día oficial de la entrada en funciones de Donald Trump, manifestantes que se movilizaron bajo la consigna “Disrupt J20” (“Perturben el 20 de enero”) se habían convocado en la capital federal.
Enfrentamientos aislados tuvieron lugar con la policía, y algunos manifestantes cometieron actos de vandalismo. Las autoridades calcularon los daños causados en USD 100 000 y la policía detuvo a 234 personas y acusó a más de 200 de ellas.
Las seis primeras personas juzgadas fueron acusadas de degradaciones voluntarias y de participación en disturbios, aunque las autoridades no pudieron exhibir ninguna prueba material que los mostrara, por ejemplo, rompiendo vitrinas.
Los fiscales reconocieron la ausencia de pruebas pero recurrieron a un controvertido argumento según el cual los acusados respaldaron a los vándalos.
Los abogados señalaron, en cambio, que se habían limitado a ejercer su derecho a manifestar pacíficamente y que no podían ser responsabilizados de desbordes bajo el discutible pretexto de formar parte de una asociación para delinquir.
Las autoridades eligieron juzgar a los alrededor de 200 acusados por pequeños grupos y establecieron audiencias escalonadas que irán hasta fines del verano boreal.