Redacción Judicial
La voz del teniente de artillería Edwin Albán se quebró ayer. “Amigos del alma, con su muerte nos dejan un vacío incomparable. Ahora, caballeros del aire, vuelan en la eternidad con el Señor ”.
Con ese mensaje despidió a sus compañeros de la Aviación del Ejército, los tenientes Paúl Cadena y Édison Narváez. Los dos fallecieron el miércoles, cuando la avioneta Cessna 206 del Ejército, en la que viajaban, se estrelló en el sector de Mamayac, en Pastaza.
30 días
es el tiempo que tardará
la junta investigadora de
accidentes en dar su informe.
En el accidente, cuatro conscriptos también perdieron la vida: Henry Ortiz, Álvaro Guambo, Edwin Analuiza y Édison Moreno. Su sepelio se realizó en sus ciudades de origen, en Cotopaxi, Tungurahua y Guayas.
Los cuerpos de los tenientes, en cambio, fueron trasladados al mausoleo de la Fuerza Terrestre en Quito. Llegaron a la 13:25 al cementerio de El Batán, en el norte de la urbe. Horas antes, fueron velados en la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro (Esmil), en Parcayacu. Allí también se realizó una ceremonia religiosa, a la cual acudió el Mando de las FF.AA.
Por la tarde, el jefe del Comando Conjunto (Comaco), general Fabián Varela, se desplazó a la Brigada de Selva 17 Pastaza, en Shell, acompañado por el Mando de FF.AA. Un portavoz del Comaco informó que el viaje tenía por objeto inspeccionar el sitio de la tragedia, conocer las primeras investigaciones y analizar las rutas de aeronavegación de la flota aérea militar.
En el cementerio de El Batán, el comandante de la Brigada Aérea del Ejército, Carlos Vintimilla, expresó sus condolencias a los deudos de los oficiales fallecidos. “Los militares que deciden integrar la Aviación saben que la profesión tiene riesgos altos. Pero los asumen, como en este caso, aunque a veces eso implique entregar su vida en el cumplimiento del deber”.
El oficial recordó que la Junta de Investigación de Accidentes (JIA) indaga desde el miércoles las causas del accidente. Se anunció que en 30 días se tendrá un informe.
Ayer se señaló que la avioneta cumplía tareas administrativas. “Transportaba pasajeros. Apoyaba a los batallones de la selva”, dijo Vintimilla. Aunque el miércoles, a través de un comunicado, el Ejercito dijo que la aeronave “hacía tareas de abastecimiento a las unidades militares en la ruta Taisha, La Shell”.
Ayer, dentro del mausoleo, el teniente Albán terminó su discurso y ayudó a cargar un féretro hasta su tumba. Sus ojos se empañaron. Los padres de los oficiales miraron acongojados. En sus manos tenían la Bandera del Ecuador, que el Ejército les entregó como un homenaje póstumo para con sus hijos.