La playa de San Clemente fue una de las más visitadas en lo que va del 2017. Foto:Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Cinco playas manabitas son una opción para el turista que busca relajarse y descansar del ruido de la urbe.
En estos lugares ubicados en los cantones Jama, Sucre, San Vicente y Montecristi aún se conservan espacios naturales como bosques y manglares endémicos. Y se pueden degustar platos típicos manabitas.
El prefecto Mariano Zambrano señaló que después del terremoto del 16 de abril, las visitas a las zonas rurales aumentaron a 30 800 (40%), en comparación con el 2016, cuando llegaron 22 000.
El incremento de turistas se debe a tres factores, según Zambrano. En primer lugar, a la Ley de Feriados Nacionales y Locales, que determinó 11 feriados nacionales y que deberán coincidir con el fin de semana. “Con más días libres, las personas se arriesgan a conocer otros lugares y ya no buscan solamente las cabeceras cantonales”, señaló.
También, desde el 2016 se realizan festivales gastronómicos y culturales para promocionar las playas y sectores poco visitados.
Se mejoraron los servicios básicos y se capacitó a más de 60 operadores turísticos. “Pero el factor más importante fue que el ecuatoriano quiso darle una mano a Manabí para reactivar su economía”.
En la playa de Briceño, cantón San Vicente, 10 000 personas visitaron el balneario entre enero y mediados de noviembre de este año. El 2015 y 2016 recibieron 7 000 turistas por año, según el Municipio.
En ese balneario, el turista puede observar la temporada de anidación de tortugas, que se da entre septiembre y diciembre. También puede hacer recorridos por los manglares y el bosque seco.
Tayisiya Teplyuk, exreina del cantón San Vicente, señaló que Briceño recibe a los visitantes con 30 cabañas rústicas para descansar a la orilla del mar. Además, cinco de los ocho hoteles que fueron afectados en el terremoto de abril del 2016 ya están operativos.
El operador turístico Elías Zambrano señaló que pese a que aún no se recupera toda la infraestructura hotelera, el 2017 ha sido un año productivo. “Desde el sismo, la gente se ha interesado por Manabí”.
Los turistas que visitan Briceño son familias que buscan enseñar a sus hijos a surfear, hacer caminatas y a disfrutar de la playa. Por lo general se hospedan dos noches.
En las playas de San Clemente y San Jacinto, del cantón Sucre, en cambio, la mayoría de turistas llega de la Sierra para descansar. Estas playas están ubicadas a 30 minutos de San Vicente y Bahía de Caráquez.
Los 10 hoteles que hay en estos dos recintos de la parroquia Charapotó han instalado bares, hamacas y sillas cerca de piscinas y del mar.
Esas playas son visitadas cada año por al menos 300 turistas que llegan a Manta en los cruceros internacionales. Ellos pasan uno o dos días en el Hotel Palma Azul de San Clemente.
El estadounidense John Brooks, de 65 años, señaló que San Clemente aún conserva sus playas limpias. “Es un lugar seguro para venir en pareja. El mar es tranquilo y podemos desestresarnos”.
Otro lugar en el que las personas pueden relajarse es la playa La División, del cantón Jama. Este balneario aún no cuenta con hoteles y solo se han instalado dos restaurantes en la playa, donde se pueden encontrar desde empanadas hasta pescado frito. La comida se prepara ese momento.
Está ubicada a cinco minutos de Jama y a 30 minutos de Pedernales. En la vía a estos cantones se pueden encontrar 20 hoteles y hosterías, que tienen precios desde USD 10 hasta 160 cada noche por persona.
La comerciante Glenda Reina señaló que el turista llega con carpas hasta La División y pasan unas cinco horas en el mar. “Como no hay mucho comercio, pueden leer o escuchar música sin que los vendedores los interrumpan”.
Según el Municipio de Jama, las Policías Municipal y Nacional realizan recorridos para garantizar la seguridad de los turistas.
El cantón Montecristi posee una playa llamada San José, que pertenece al recinto Riocañas. Está ubicada en la Ruta Spondylus, a 40 minutos del bosque Pacoche (Manta) y a una hora de Puerto López.
En este lugar, a pocos metros del mar está un manglar. Los comuneros realizan recorridos en botes para observar pájaros, monos aulladores y cangrejos. A 100 metros de la playa está en recuperación una hostería, que estará lista en el 2018.