El ingreso cuesta USD 5 para adultos y USD 3, niños y personas de la tercera edad. Foto: Ana Guerrero/EL COMERCIO
Las religiosas Agustinas abrieron su casa. En el Monasterio, ubicado en la calle Galápagos, en el Centro de Quito, habitan ocho mujeres. El resto del año, la edificación patrimonial permanece cerrada. La mañana de este jueves 3, a las 09:00, se abrieron las instalaciones y hasta las 11:00 llegaron 47 personas.
Las religiosas están en una cruzada: recaudar fondos para el mantenimiento de la edificación. Esta tiene varios daños, como las fisuras y los hundimientos en la crujía oriental.
Aunque los visitantes no pueden tener contacto con las madres, se les permite conocer varios de los espacios en los que ellas realizan sus actividades diarias: el mirador, el coro alto, el patio occidental, el área destinada a la vida de San Agustín y el cementerio.
El ingreso cuesta USD 5 para adultos y USD 3, niños y personas de la tercera edad. Este valor incluye una vaso con colada morada y una guagua de pan. Las religiosas, como comentó la priora, Ana Lucía del Espíritu Santo, esperan que hasta el domingo (cuando se cerrará nuevamente el monasterio) lleguen unas 1000 personas. Pero, “mientras más mejor”.
Las visitas son de 09:00 a 12:00 y de 14:00 a 17:00. El receso es debido a que las religiosas deben realizar sus oraciones y tener sus momentos de recogimiento.
Además de conocer la edificación patrimonial, los visitantes puede colaborar comprando los productos que elaboran las Agustinas. La especialidad es el licor de canario y, también, ofrecen cremas medicinales, artesanías, pasteles, entre otros.