El referente de la izquierda de América Latina vive el peor momento de su vida política. Foto: Agencia EFE
La sociedad secreta de Luiz Inácio Lula da Silva con los contratistas involucrados en el escándalo de corrupción en Petrobras le representó al expresidente brasileño beneficios de más de 40 millones de reales (unos USD 13 millones).
Lo asegura la revista brasileña Veja, en el reportaje titulado ‘El tríplex, el rancho y la fortuna’, que coloca los reflectores sobre la participación del líder histórico y fundador del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en el megafraude que investiga la Justicia.
La publicación, que se ha mostrado muy crítica con los gobiernos implicados en actos de corrupción, se enfoca en un ángulo poco conocido de Lula. Se centra en la aparente doble vida que ha llevado en estos años el exmecánico tornero, que tuvo durante dos períodos consecutivos -entre el 1 de enero del 2003 hasta el 31 de diciembre del 2010- las riendas del presidencial Palacio de Planalto, en Brasilia.
Lula se esforzó por mantener viva la imagen del hombre común, del político honesto que ejerce el poder en su plenitud y que se mantuvo impermeable a la tentación del poder. Para los incautos, señala Veja, vivió hasta el día de hoy en el mismo apartamento modesto en Sao Bernardo do Campo (Sao Paulo). Y conserva hábitos sencillos, como llevar sobre la cabeza una caja de cerveza.
Pero ¿qué sucedía en realidad? La revista lo pone en blanco y negro y descubre al ‘verdadero’ Lula y a su partido político: “Lejos de los focos, se acostumbró a la vida lujosa. Lejos de los focos, el PT cultivó hábitos sofisticados. Lejos de los focos, el PT se hizo millonario. Y la fuente del dinero que acumuló en gran medida son los contratistas acusados de participar en el esquema de desvío de fondos públicos en Petrobras, creada en su gobierno”. También dice que el mito comenzó a derrumbarse cuando las investigaciones de la operación Lava Jato revelaron las primeras señales de que el expresidente, sus hijos, familiares, amigos y aliados cayeron de alguna manera en la trama de la corrupción.
¿Qué propiedades no declaradas poseen Lula y sus familiares? Veja publica que el líder histórico del PT y referente de la izquierda de América Latina tiene un apartamento tríplex frente al mar de Guarujá, en la costa de Sao Paulo, y un predio (rancho) en las montañas de Atibaia. Pero los dos bienes nunca han estado a su nombre. Ambos fueron renovados y equipados por los contratistas implicados en el escándalo de corrupción que se ventila en las cortes de justicia.
Poco después de salir del Palacio de Planalto, Lula envió parte de sus pertenencias a la propiedad que está registrada a nombre de socios de Fábio Luis da Silva, Lulinha, el hijo mayor del expresidente. Y el tríplex se mantuvo a nombre de la constructora OAS, una de las empresas acusadas de distribuir sobornos a partidos políticos a cambio de contratos con Petrobras. El portal Infobae ha revelado los detalles de este lujoso apartamento.
Veja también asegura que, pese a que hasta la semana pasada Lula negaba que es propietario del tríplex y del rancho, existen evidencias suficientes que demuestran lo contrario.
La Policía y los fiscales no tienen duda de que el dinero para comprar el sitio salió de los contratistas implicados en el megrafraude. La adquisición se hizo en 2010, meses antes de que Lula abandonara la Presidencia. Y los investigadores sospechan, enfatiza Veja, que el exlíder sindical habría recibido este ‘regalo’ cuando aún era presidente, lo que constituía un delito de corrupción y conducta indebida.
Precisamente, la Fiscalía de Sao Paulo pidió ayer la prisión preventiva de Lula por los delitos de lavado de dinero y falsificación de documentos. El exmandatario ya es investigado en forma paralela en el caso por el desvío de unos USD 2 000 millones de Petrobras.