General Luis Castro, excomandante del Ejército. Foto: EL COMERCIO
Entrevista al General Luis Castro, excomandante del Ejército ecuatoriano.
Mañana se cumplen 189 años del Ejército. La celebración se da en medio de ataques a policías y militares. ¿Por qué el país llegó a este nivel de violencia?
Lamentable, en los últimos años, las FF.AA. han estado lideradas por ministros de Defensa que desconocían totalmente el tema de la seguridad.
¿Por qué lo dice?
Porque se designó a políticos para que traten de maniobrarnos. No se puso a expertos en seguridad y ahora somos objeto de las consecuencias generadas por el proceso de paz en Colombia. Los ataques que hemos sufrido son las secuelas del fin de un conflicto y eso ya fue advertido.
¿Qué se advirtió?
El proceso para la paz en Colombia va a durar años y años. Con la firma de la paz, el conflicto no termina. Muchos miembros de las FARC o del ELN entregarán sus armas pero otros no. Van a invadir o a buscar nuevos territorios (para poder operar). Van a trasgredir con todos sus medios, equipos y armas. Para ellos, ese es su sistema de vida y van a seguir buscando terrenos para sembrar coca y, obviamente, esos espacios están en nuestro territorio. Eso fue lo que se advirtió.
Usted dejó la jefatura del Ejército hace un año. Para entonces ya se escuchaba de posibles secuelas negativas del proceso de paz. ¿Qué se hizo al respecto?
A través del Comando Conjunto, con documentos y exposiciones de planes, se pidió al Gobierno anterior el fortalecimiento y modernización de nuestras FF.AA. Nosotros entendemos la difícil situación económica que enfrenta el país, pero sí debemos
tener por lo menos lo básico para un conflicto.
¿Qué es lo básico?
Eso significa tener por lo menos armamento individual, munición individual, un equipo necesario de dotación que permita al soldado enfrentar estas situaciones. Nosotros, conociendo las amenazas que se venían, presentamos proyectos para resguardar la frontera.
¿Qué tipo de proyectos?
Teníamos el proyecto que se llamaba Vigilancia de la Frontera Norte. Constaba en apoyarnos en tecnología UAV. Eran aeronaves no tripuladas que se mantienen en el aire entre seis y ocho horas y tienen batería solar. Podíamos vigilar la frontera de forma permanente. Incluso nos permitían detectar bases guerrilleras, sembríos de coca y ver a las redes de contrabando. Pero obviamente las autoridades hicieron caso omiso de las advertencias.
¿Por qué?
Ellos estaban concentrados en otras cosas. Nosotros ya veíamos venir la desmovilización en Colombia e indicamos que los disidentes iban agredir a nuestra frontera.
Esas alertas, ¿cuándo se hicieron y a quién?
Desde el momento que llegó el acuerdo de paz en Colombia. Obviamente le hicimos llegar por escrito al Ministro de Defensa de ese entonces, Ricardo Patiño, que sobre Defensa no sabía nada. Le dije que queríamos apoyarnos con esas aeronaves.
¿Qué respondió el Ministerio de Defensa?
Jamás nos respondieron. Reitero, llevamos los documentos al Ministerio de Defensa, pero nunca respondieron. Lo mismo ocurría con otros proyectos de la Fuerza Aérea y Naval.
Entonces, ¿el Gobierno anterior dejó pasar las alertas, las desoyó?
El Gobierno anterior no le dio el interés necesario a las consecuencias que traería la paz en Colombia. Cuando una persona no es experta en seguridad, piensa que con la firma de la paz al otro día estamos abrazándonos y festejando en la misma mesa. Los líderes se sientan en la mesa, pero las tropas de los grupos delictivos están viendo qué hacer.
Cuando dice que no le dieron el interés necesario, ¿se refiere al Ministerio de Defensa o a otras instancias superiores?
Al Ministerio de Defensa. Allá se remitían los proyectos. La Fuerza Aérea tenía debilidades con sus aeronaves, la Armada también tenía dificultades con el patrullaje marítimo, pero nadie hizo caso. Cada comandante de Fuerza presentó todo lo que necesitaba para fortalecer y modernizar a las FF.AA. Lo escuchaban pero de ahí no pasaba y cuando ofrecían algo, no lo cumplían.
Y entonces, ¿qué se hizo para fortalecer la seguridad en la frontera?
Realizamos una redistribución de tropas. Por eso aumentamos el personal y los patrullajes. Incluso movilizamos soldados que estaban en la frontera sur.
Pero el Ejército tiene armamento de hace 30 años. ¿Cómo operan así?
FF.AA. han tenido toda la vida una planificación que se adelanta 20 años. Pero desde hace 10 años esa planificación se rompió. Esto sucede porque, precisamente, no nos atienden. Piensan que el dinero que entregan, para cosas no planificadas, es suficiente.
Es decir, ¿en 10 años se debilitó a las FF.AA.?
Cuando las autoridades desvían su atención de FF.AA. y se concentran en otros ámbitos se debilita. La misión primordial de los militares es la seguridad externa del país. No podemos decir: ya no hay guerras, pasemos a cumplir otras actividades como la seguridad ciudadana o cuidar los bosques. Eso era una locura de alguien que no conoce de seguridad.
Ahora, ante este panorama, ¿qué se debe hacer?
Se debe fortalecer la Inteligencia de cada institución. Se necesita que ellos adviertan de las amenazas. Tienen que redistribuirse las tropas en la frontera y tener una vigilancia permanente. Policía y FF.AA. deben apoyar con los medios que tienen, pero el Estado debe involucrarse. Y, principalmente, retomar el proyecto de vigilancia de la frontera norte.
Hoja de vida
Su experiencia. Estuvo a cargo de la defensa de Tiwintza en la guerra del Cenepa. Ha dirigido a las Fuerzas Especiales. Fue director de la Escuela Superior Militar.
Trayectoria. En febrero del 2016 asumió el cargo de Comandante General del Ejército. En marzo del 2017 dejó su cargo, tras diferencias con el expresidente Rafael Correa.