Después de la muerte de una menor de cuatro años en el barrio Manuel Córdova Galarza 1 en San Isidro de Puengasí, al oriente de Quito, los moradores piden más seguridad.
El hecho ocurrió el lunes 28 de septiembre después de que encontraran a la niña en el armario de la casa de Henry O., de 29 años. Las personas de la zona manifestaron que no conocían al sujeto ya que vive en el barrio poco tiempo.
José Luis Sánchez, por ejemplo, dice que nunca conversó con él ni conocía su nombre. Mientras que Yolanda Hurtado manifestó que en varias ocasiones vio al sujeto pero no notó actitudes sospechosas.
Este incidente se produjo luego de que los familiares de la menor reportaran su desaparición a la Policía Nacional. Después de horas de búsqueda, una persona de una tienda de la zona miró que la pequeña salía de un terreno junto al sospechoso. Compró algunos dulces y se la llevó a su vivienda.
El rumor de que la niña había muerto se difundió por el sector. Las personas salieron de sus casas y fueron a la vivienda en la que estaba el sospechoso. Con palos y llantas quemadas pedían que salga. Miembros de la Policía Nacional y del grupo antimotines llegaron al lugar para trasladar al sospechoso y evitar que la gente quemara la casa.
Los vecinos de Henry O. no conocían más datos del sospechoso. Solo sabían que una mujer que vivía frente a su casa era su pareja. Además que se drogaba constantemente.
Sánchez explicó que el hombre de 29 años antes vivía en la misma casa de la familia de la menor fallecida. Después se cambió a otro lugar y hace un mes aproximadamente llegó al lugar donde fue encontrado con el cadáver de la menor. “Como la niña ya le conocía desde antes, es probable que le haya seguido cuando el sujeto le dio golosinas”, dice Sánchez.
La mañana de este martes 29 de septiembre de 2015 se confirmó que la niña fue violada y esto provocó su muerte. Magdalena Álvarez, presidenta del barrio, explicó que los moradores han tenido reuniones con los dueños de las casas para concientizar a las personas y pedirles que conozcan a los inquilinos antes de arrendar los departamentos.
Además, las personas que vivían en la misma casa de Henry O. indicaron que notaron una actitud sospechosa desde que se pasó a vivir ya que subía y bajaba las gradas constantemente. Asimismo, se drogaba en el interior de su cuarto.
En varias ocasiones le había ofrecido caramelos a un niño que vive en la misma casa. Pero la abuela y su madre evitaron que el menor se acercara a él. También, solicitan que la Policía controle el sector en especial cuando personas que no pertenecen al barrio suben a fumar y tomar en un terreno baldío.