La lluvia y el frío les restan clientes a los ‘agachaditos’

En la calle Isabel la Católica, cerca de las universidades que se ubican en ese sector, los negocios de hamburguesas, salchipapas, pinchos y mollejas no lucieron abarrotados de personas como suele ocurrir en noches en donde el clima ayuda a deleitarse con

En la calle Isabel la Católica, cerca de las universidades que se ubican en ese sector, los negocios de hamburguesas, salchipapas, pinchos y mollejas no lucieron abarrotados de personas como suele ocurrir en noches en donde el clima ayuda a deleitarse con

En la calle Isabel la Católica, cerca de las universidades que se ubican en ese sector, los negocios de hamburguesas, salchipapas, pinchos y mollejas no lucieron abarrotados de personas como suele ocurrir en noches en donde el clima ayuda a deleitarse con estos platos de comida rápida al pie de la vereda. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO

El frío y la lluvia que soportó la capital durante la tarde y noche de hoy, lunes 19 de febrero, hizo que los tradicionales ‘agachaditos’ tuvieran poca afluencia de clientes.

En la calle Isabel la Católica, cerca de las universidades que se ubican en ese sector, los negocios de hamburguesas, salchipapas, pinchos y mollejas no lucieron abarrotados de personas como suele ocurrir en noches en donde el clima ayuda a deleitarse con estos platos de comida rápida al pie de la vereda.

Los pocos clientes que acudieron hasta estos puestos de comida buscaban cubrirse de la ligera llovizna con capuchas, paraguas o en los pequeños filos que restan de las carpas.

Byron Campoverde salió de clases cerca de las 21:00 y decidió hacer frente al frío con una hamburguesa doble.

“Cuando llueve hay menos gente, muchos prefieren irse rápido para la casa”, comentó el joven.

Marjorie Bravo, en cambio, esperaba el bus que la lleva hasta su casa en el valle de Los Chillos. Mientras el bus esperaba tener los pasajeros suficientes para salir de esa parada, ella aprovechó para merendar un pincho.

“Salgo del trabajo a esta hora y hasta llegar a casa es muy tarde para merendar. Aproveché que el bus no se va todavía y me compré un pincho”.

Otra persona como Renán Vallejo prefirieron sacar el paraguas y acelerar el paso. “Cuando llueve es más difícil movilizarse y los trayectos tardan más de lo normal”.

Mientras tanto los taxis que circulan hasta altas horas de la noche por las calles de la ciudad aprovechan el mal clima, pues es ahí cuando hay más clientes.

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