El ascenso de grupos extremistas amenaza con convertir a Libia en una nueva Siria, considera el ministro de Relaciones Exteriores libio, Mohamed Dayri, quien cree que los occidentales deben armar al ejército contra los yihadistas.
“El tiempo apremia”, aseguró Dayri el martes en una entrevista concedida a la AFP durante una breve visita a París. “El terrorismo no sólo constituye un peligro para Libia y sus países vecinos, se trata de una amenaza para Europa”.
“En ausencia de una solución política, el país podría entrar en una verdadera guerra civil, como en Siria”, advirtió el ministro, cuyo país, disputado entre milicias rivales, se ha hundido en el caos.
Libia, país rico en petróleo, tiene hoy dos parlamentos y dos gobiernos rivales, uno próximo a las milicias islamistas, que controlan la capital, Trípoli, y el otro, reconocido por la comunidad internacional, con sede en Tobruk (este).
El jefe de la diplomacia libia, que forma parte del ejecutivo en Tobruk, afirmó que el grupo Estado Islámico (EI) controla ya dos ciudades, Derna (este) y Sirte (centro), y está presente en Trípoli, donde el mes pasado cometió un atentado contra un célebre hotel frecuentado por extranjeros y mandatarios.
Los combatientes yihadistas son unos 5 000, explicó Dayri, y al igual que en Siria, un gran número de ellos son extranjeros, sobre todo en los puestos de mando.
Según el ministro, el autoproclamado “emir” de la Cirenaica, con capital en Derna, es yemení, el de Trípoli, tunecino, y dos de los tres kamikazes que atentaron contra el hotel Corinthia eran saudíes.
El diálogo como prioridad
Mohamed Dayri recordó que su gobierno no desea “una nueva intervención militar occidental” como la que derrocó a Muamar Gadafi en 2011, sino que está a favor de “reforzar las capacidades del ejército libio”.
La semana pasada, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, llamó a un levantamiento del embargo de armas a su país. Pero varios miembros del Consejo, entre ellos Rusia, se muestran reticentes por el riego de que las armas vuelvan a caer en malas manos.
La comunidad internacional reclama, ante todo, una solución política en Libia.
“La formación de un gobierno de unión nacional es una prioridad libia antes que una demanda internacional”, aseguró el ministro. “Pero incluso si desde mañana logramos formar ese gobierno, aún nos haría falta ayuda para el ejército libio“.
“No he encontrado una respuesta convincente por parte de Estados Unidos ni de Europa, sólo que habrá una acción internacional y no una intervención”, aclaró.
‘Embrión de un ejército nacional’
Las tropas regulares y la policía están profundamente divididas y debilitadas en Libia. Pero para el ministro, las fuerzas del controvertido general Khalifa Haftar, que combaten desde hace meses a los grupos islamistas en el este, constituyen un “embrión de ejército nacional”.
El parlamento libio reconocido internacionalmente decidió crear un puesto ad hoc para Haftar como “jefe general del ejército“, lo que podría complicar el diálogo con las fuerzas de Trípoli, profundamente hostiles a este militar.
Una nueva ronda de negociaciones estaba prevista el jueves en Marruecos, pero el parlamento oficial libio decidió suspender su participación en el diálogo “tras los atentados terroristas” cometidos el viernes por el EI en Al Qoba (este) , que dejaron más de 40 muertos.
Pese a que el gobierno de Tobruk reprocha a su rival en Trípoli que no condene “con suficiente firmeza el terrorismo, no pondrá en cuestión el diálogo” y volverá a la mesa de negociaciones, afirmó Dayri, sin precisar cuándo.
“Nuestra condición sine qua non para formar un gobierno de unidad nacional es el compromiso en el combate del terrorismo”, insistió.