Pablo Fajardo. Defensor de los derechos humanos
Trato siempre de enmarcar mi libertad con base en los derechos y deberes que tenemos las personas. La libertad también tiene un límite: no afectar a los demás. Con mi accionar y mis opiniones busco hacer lo conveniente para mi país y para la Amazonia. Busco el bien colectivo cuando asumo mi papel de abogado defensor de los afectados de la Amazonia contra Chevron Texaco, otras petroleras y el mismo Estado por los daños causados. Pero para eso me rijo en las leyes y en la Constitución.
En más de 20 años de trabajar en el área de derechos humanos aprendí que mis derechos terminan donde empiezan los de los demás. Es inaudito pensar que se pueda cohibir o secuestrar al derecho a la libertad de expresión y de pensamiento, de culto, de trabajo, de transitar por el país. Estos son elementos del ser humano y prohibirlos es un crimen, porque es limitar el progreso de la gente. En nuestro caso, en más de 22 años hemos sido testigos del abandono del Estado y del abuso de las petroleras en la Amazonia.