Rolando Saquipay. Marchista
Un mundo sin libertad es igual que retroceder. En el deporte no podemos ser campeones dejando que otros piensen o decidan por uno.
Me da tristeza saber que hay gente que ya no puede opinar porque, si habla, es considerado enemigo. Eso está mal.
Los deportistas no podemos llegar a las altas esferas del Estado para hacer reclamos que consideramos justos. Nuestras peticiones, muchas veces, no pasan de los entrenadores o de algún dirigente.
En el ámbito personal, he aprovechado las entrevistas para desarrollar mi libertad de decir lo que siento y lo que quiero. Si en el mundo se corta la libertad de expresión es como quitarles las alas a quienes sueñan con volar y llegar lejos.
Las grandes personas, héroes o empresarios siempre tuvieron la libertad de cumplir sus proyectos. Eso sirvió para sus progresos y de sus respectivas naciones.
Ojalá la libertad no se acabe. Cuando me entreno en la montaña grito que soy libre y sigo soñando con subirme al podio mundial antes de mi retiro.