Al aprobarse la Ley de Comunicación, tal cual la concibió el Gobierno, y, por ende, la aplanadora gobiernista de la Asamblea, lo que realmente se está haciendo es coartarnos, incluso, hasta la libertad de pensar y de opinar; pues, con ella, lo que realmente va a ocurrir es que nos despojen de un solo tajo el derecho inalienable que todos tenemos de poder expresar libremente nuestra sencilla, pero, eso sí, altiva voz. Recordemos que la libertad de expresión se refiere al derecho que tenemos de decir nuestra palabra y nuestra verdad, según el dictado de nuestra conciencia. Cuando ya pronto entre en vigencia esta ley amordazadora, lo que sucederá es que, de un día al otro, nos convertiremos en ciudadanos sojuzgados y muy a pesar de la gente de espíritu libre y democrático, el régimen la irá “perfeccionando” de a poco y sin mayores tropiezos ni contratiempos. ¡Qué lástima que aquello se esté dando en nuestro Ecuador!