Jorge Pareja Cucalón
Quizás tan solo en los gobiernos de Gabriel García Moreno o Ignacio de Veintimilla hemos visto y sentido los ecuatorianos los intentos de cortar la libertad de expresión como con la administración de Correa.
La pesadilla orwelliana de la novela 1984 y las bien aprovechadas enseñanzas de Goebbels por Alianza País están llevando al Ecuador por la oscura senda que ya traficaron, con gran costo de vidas y la destrucción de sociedades civilizadas, la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la Unión Soviética de Stalin, la quema de libros en Salamanca por el totalitarismo de Franco, el sangriento Chile de Pinochet o el Paraguay de Stroessner y, hoy día, el ejemplo que tanto admira nuestro Presidente de la dictadura castrista y sus presos políticos por presunción de “peligrosidad”.
Nuestro norte no puede ser el de Corea del Norte, Irán, Cuba o la tragicómica y macondiana Venezuela de Chávez. Los países mencionados tuvieron su Unamuno, su Von Sttaufenberg o su Solshenitsyn.
A la larga, los tiranos terminaron castigados por la historia: Mussolini colgado de los pies en Milán; Hitler suicidado e incinerado en su búnker de Berlín, Franco, solo y triste, el paranoico y asesino en masa de Stalin muerto en abandono; todos ellos repudiados por el mundo civilizado que nunca cayó en la fácil tentación de gobernar con el silencio de los sepulcros del libre pensar y opinar.
En el siglo XIX fue Juan Montalvo quien exclamó “mi pluma lo mató” al comentar el asesinato del tirano García Moreno. Los ecuatorianos no podemos permitir que un populismo efímero y fascista nos arrebate la libertad de pensar y expresarnos como nos dicta nuestra conciencia.
Debemos cerrar filas para defender a la prensa libre e independiente que por muchos años ha sido bastión incorruptible de nuestros derechos. Bien decía Fouché a Napoleón: “Sire, el primer síntoma de debilidad de un gobernante es la intolerancia”. Aquel que teme la libertad de expresión, se teme a sí mismo.
Si perdemos esta batalla a favor del libre pensamiento habremos traicionado el sacrificio de Hart, Alfaro, Vargas Torres, Montalvo y las víctimas de Veintimilla.
La Ley de medios (V)
Mauro Terán Cevallos
Es el Mandato del art. 98 de la Constitución al facultar a los individuos y colectivos a ejercer el derecho a la resistencia, frente a acciones u omisiones del poder público, que vulneren derechos constitucionales. Por ello creo firmemente que la prensa, radio y televisión independientes, forman un colectivo de dignidad que necesariamente debe colegiarse en defensa de la transparencia y la supervivencia del derecho a la información y a la denuncia moralizadora.
Se impone que este colectivo de dignidad milite alrededor de su propia causa, que también es causa de los ecuatorianos libres, y consoliden una contundente unidad combativa, para resistir el autoritarismo y totalitarismo, que está consolidando instrumentos de sumisión, como no sucedió en las peores dictaduras reaccionarias.
No hay peor totalitarismo que el que cubre de legalidad para someter mediante mayorías no deliberantes y obedientes. Por ello compatriotas de la prensa, radio y televisión independientes, militen combativamente porque la amenaza no es virtual, es real y funesta. Es preferible forjar un puño justiciero antes que integrar la fila de los ajusticiables.