Lenín Moreno se reunió con los representantes de los poderes del Estado el pasado 8 de octubre, en el edificio del Gobierno Zonal, en Guayaquil. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Después de 124 años, Guayaquil volvió a ser sede del Gobierno. En la historia de la República del Ecuador, solo en tres ocasiones Quito dejó de ser la matriz del Ejecutivo y se movió a la urbe porteña.
La más reciente se concretó el pasado 7 de octubre. Ese día el anuncio lo hizo, en cadena nacional, el propio presidente Lenín Moreno, acompañado del vicepresidente, Otto Sonnenholzner; del ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, y de la cúpula militar.
Fue la respuesta a una jornada de protestas de grupos indígenas, que había empezado cuatro días antes y que se avivó en Quito, la Sierra Centro y Amazonía. Se rechazaba el Decreto 883, que eliminaba los subsidios a los combustibles.
Entonces, el edificio del Gobierno Zonal, de 15 pisos de altura y recubierto de vidrio dorado, sobre la avenida Francisco de Orellana, en el norte de Guayaquil, se convirtió en el epicentro de trabajo de la administración de Moreno.
La tarea gubernamental se extendió allí hasta el pasado lunes, un día después de que se alcanzara un acuerdo con la Confederación Nacional de Indígenas del Ecuador (Conaie), que derivó en la derogatoria del polémico Decreto.
En ese lapso, el Jefe de Estado tomó decisiones importantes, emitió nueve decretos, participó en entrevistas con distintos medios de comunicación internacionales, sostuvo reuniones con sus ministros y lanzó cadenas nacionales.
Además, al menos 15 momentos destacados se registraron en Guayaquil en ese período, que concluyó en la apertura del diálogo entre el presidente Moreno con la Conaie, la noche del anterior domingo.
Para Gaitán Villavicencio, analista político, el Primer Mandatario tomó una “sabia decisión” al cambiar la sede de Gobierno, como se hizo en dos ocasiones anteriores.
Recordó que los tres cambios de sedes fueron en respuesta a “los altos niveles de confrontación” en Quito.
El primer cambio de sede lo concretó el presidente Francisco Robles, quien en 1958 llevó a Riobamba el Gobierno y el 10 de enero de 1859 se trasladó a Guayaquil, producto del bloqueo del Golfo de Guayaquil por una escuadra peruana. La segunda ocurrió el 5 de junio de 1895. Eloy Alfaro estableció en Guayaquil el Gobierno provisional para dirigir la campaña contra el Gobierno, dirigido por Vicente Lucio Salazar.
En el caso de Moreno, Villavicencio consideró que el Gobierno se vio “abordado por las masas ante una inconsulta medida”. Pero calificó como oportuno el traslado, ante un escenario que evidenció intereses sobre una desestabilización al Gobierno Nacional.
Hubo ataques al edificio de la Contraloría y a las instalaciones de varios medios. En dos ocasiones hubo la toma de la Asamblea. Se deterioró el Centro Histórico de Quito.
Carlos Estarellas, también analista político, evaluó que desde Guayaquil el Primer Mandatario pudo estabilizar a Ecuador. Agregó que ante una conmoción social como la vivida recientemente, la sede de Gobierno en Quito: el Palacio de Carondelet, resulta vulnerable porque es de fácil acceso y anteriores administraciones, incluso, fueron derrocadas.
En esa línea, recordó que el anterior gobierno de Rafael Correa planteó el cambio de las oficinas del Gobierno.
“Se quiso atacar frontalmente la democracia. Moreno se fortaleció cambiando a Guayaquil porque Quito estaba totalmente caotizado, había actos de anarquía, en Quito es fácil llegar a Carondelet”, concluyó.
Desde Guayaquil, Moreno emitió decretos relacionados al momento de conmoción. Uno de ellos determinó el toque de queda para Quito y los valles, el pasado 12 de octubre. Y, los dos últimos, el 15 de octubre, fueron para remover a dos jefes militares y nombrar nuevos Jefe del Comando Conjunto y Comandante del Ejército.
La ministra de Gobierno, María Paula Romo, confirmó que la sede del Gobierno continúa siendo Guayaquil, porque el estado de excepción en Ecuador continúa, ya que el Decreto en el que consta esta medida, el 884, está vigente.
El estado de excepción se decretó el 3 de octubre, día en que se iniciaron las protestas y tuvo por fin precautelar la seguridad ciudadana. Con ello, Moreno puede -entre otras cosas-suspender o limitar el ejercicio del derecho a la inviolabilidad de domicilio y de correspondencia, y las libertades de tránsito, asociación y reunión.
Romo aseguró que al tener la autorización de la Corte Constitucional para que el estado de excepción y la sede de Guayaquil funcionen durante 30 días, el Gobierno hará uso de él en ese lapso, y que el presidente Moreno despachará, dependiendo de las circunstancias, desde Quito o Guayaquil.
Entre los momentos que marcaron a la urbe porteña como sede se destaca la marcha por la paz que convocaron las autoridades locales, el pasado 9 de octubre. La alcaldesa Cynthia Viteri defendió que esa jornada fue para “protegernos como ciudad”. Los accesos a la ciudad fueron bloqueados con maquinaria pesada.
También a la urbe llegó en lo posterior, los pasados 11 y 12 de octubre, un grupo de alcaldes agremiados en la Asociación de Municipalidades del Ecuador para buscar “una solución final” a las protestas.
Finalmente, desde Guayaquil el Primer Mandatario ofreció una cadena nacional el viernes anterior para invitar públicamente a los dirigentes indígenas a un diálogo directo con él. También desde esa ciudad, el pasado lunes, dejó sin efecto el Decreto que motivó el levantamiento indígena.