Marcelo Sáenz Miño
Terremoto devastador en nuestra hermana República de Chile. Carreteras, edificios, viviendas destruidas, pero gracias a Dios la pérdida de vidas humanas, relativamente, baja. Últimos gobiernos socialistas, pero de un socialismo puro, sin destruir a partidos opositores, sin tratar de acallar a la prensa, escrita, radial o de TV. Un país y gobiernos con mucha cabeza, verdaderos conductores de masas, con una presidenta socialista que se va con un 80% de popularidad.
País bien manejado en lo político, económico y social.
Con semejante catástrofe de entrada pueden afrontar solos la reconstrucción de su país, pero con sabiduría en el manejo de los fondos públicos, ahorro para tiempos difíciles.
No como lo que pasa en nuestro pobre país, donde se han gastado lo habido y por haber.
Han contado con enormes recursos económicos y todo se ha dilapidado, se ha llegado aún a gastar fondos de la reserva monetaria y del seguro social.
Pero ¿dónde están los resultados?, ¿más empleo, más pobreza, precios cada vez más altos? Insulto va, insulto viene a quien se le ponga adelante, incluso desafía a las potencias más grandes del mundo.
¿Adónde nos quiere llevar? ¿Qué pasa con nuestras Fuerzas Armadas?
Por fin nuestros indígenas asoman a la palestra y con una decisión muy atinada, aún cuando para nuestro Gran Jefe son de última y no caben ni en la función de tenientes políticos. Qué insultos. Solo Él y nadie más es capaz en esta ínsula del señor.