En Pelileo, 28 de las 46 empresas dedicadas a lavar 900 000 prendas de vestir confeccionadas en tela jean cuentan con una planta de tratamiento. El resto de propietarios se resiste a construirlas porque representa una alta inversión. Eso a pesar que el plazo para seguir en funcionamiento finalizará el 15 de junio próximo.
Los técnicos del Municipio iniciaron este proceso en el 2011. El objetivo es evitar que las aguas con detergente, colorantes, químicas y otros productos sean depositadas en forma directa al río Patate. Por eso los controles son contantes a estos locales.
Según Mario Villacís, trabajador de la lavandería Carlos Villegas, la implementación de la planta de tratamiento costó USD 10 000. Sin embargo, pese aplicar estas técnicas, no han logrado desde el 2013 obtener la licencia ambiental.
En dos tambores metálicos movidos con motores eléctricos se realiza el lavado de 7 000 prendas jeans mensuales. El sonido de las máquinas es ensordecedor. Allí dos trabajadores son los encargados de ubicar los químicos y estar pendientes en abrir las válvulas para retirar el agua.
El líquido turbio es trasladado por tuberías a un tanque para el procesamiento. “Hemos intentado por dos ocasiones obtener la licencia ambiental pero sin éxito. Tenemos problemas con los parámetros químicos que debe tener el agua para depositarse en las alcantarillas. Estamos esforzándonos por cumplir con lo establecido”, dijo Villacís.
El plazo para obtener el documento y el permiso de funcionamiento que es otorgado por el Cabildo y el Ministerio del Ambiente se acorta. Según un informe del Municipio de Pelileo, solo seis lavanderías cuentan con el documento de impacto ambiental, 22 tienen aprobado los estudios y las 18 restantes no han iniciado con los trámites.
La implantación de estos sistemas arrancó en febrero del 2011. Desde entonces, 28 industrias, que lavan alrededor de 900 000 prendas de vestir mensuales, edificaron sus sistemas de procesamiento de agua. Los propietarios contrataron especialistas y mejoraron los procesos químicos que se aplicaban.
En el casco central de Pelileo se encuentra la lavandería Lava Classic. En este espacio siete máquinas, entre lavadoras, centrifugas y tanques con bombas, están dispersas en un galpón. Una manguera plástica traslada el líquido utilizado por la lavandería a la alcantarilla.
Los cuatro obreros que allí laboran son los encargados de lavar alrededor de 20 000 prendas mensuales. Para Yaneth Yanchapanta, secretaría de Lava Classic, la implementación de la planta de tratamiento inició en el 2011 con la normativa del Cabildo. La empleada, de 24 años, indicó que los propietarios invirtieron alrededor de USD 50 000.
“El proceso se realiza todos los días. Los últimos exámenes que se realizó al agua que ocupamos salimos muy bien”, comentó Yanchapanta.
Elizabeth Barahona, técnica de Ambiente del Municipio, mencionó que los parámetros que impusieron a los dueños se están cumpliendo. La funcionaria comentó que en las inspecciones y entrega de los resultados se cumple cada seis meses. “La demanda bioquímica de oxígeno por litro de agua que se descarga al río es 250 miligramos. La mayoría cumple con este parámetro”.
En el barrio El Tambo se ubica la empresa del lavado del jeans Dayantex. En uno de los extremos del galpón se ubicó la planta de tratamiento. Allí se encuentran las piscinas para separar el detergente, los sulfuros y los lodos. En otro espacio se instalaron las bombas para que el agua tratada recorra por canales hacia la alcantarilla.
Fernando Paredes, propietario de Dayantex, invirtió cerca de USD 30 000 para el manejo de las aguas residuales. “El líquido que sale de la última piscina es transparente”. En estas instalaciones se tiñen alrededor de 90 000 prendas mensuales.