Limpieza de lagunas en Imbabura. Foto: EL COMERCIO
Por la orilla de la laguna de Yahuarcocha (lago de sangre, en quichua), ubicada en la ciudad de Ibarra, en el norte de Ecuador, varios jóvenes, con fundas en sus manos, recogieron los deshechos que dejan los visitantes.
Otros, en cambio, portando unos palos largos y un clavo en el extremo, sacan botellas y fundas de plástico, que flotan sobre el espejo lago de este complejo lacustre.
En una canoa manejada con remos por tres recogen con tamices los trozos de espuma flex y fundas plásticas del agua, que según varios expertos ingresó en un proceso de hipereutrofización, el último estado de descomposición de un cuerpo de agua dulce.
Las algas son visibles desde las orillas de la laguna. Los voluntarios también sacaron del agua cuatro llantas a la orilla.
En esta minga participaron vecinos de Yahuarcocha, estudiantes y funcionarios del Ministerio del Ambiente. En total trabajaron 620 personas. Ellos recolectaron los desperdicios, algunos por efecto del viento, llegaron a los bordes de este cuerpo de agua.
Desde hace 23 años, en varios países se hacen iniciativas para limpiar playas y fuentes, para conservar el recurso hídrico.
Gladys Coronel es una de las 300 vendedoras de pescado frito de este turístico sitio. Ella, junto a sus compañeras recogían, en el frente de sus negocios, los cartones y colillas de cigarro que se mezclaban con el agua viscosa y verde de la orilla.
Pero los ibarreños no fueron los únicos voluntarios que participaron de esta iniciativa. En el cantón Otavalo, 1500 personas limpiaron las riveras de este sitio turístico.
Mientras tanto, la laguna de Cuicocha, sus aguas frías y transparentes recibirán mañana a los buzos de Paralelo Cero. Ellos se sumergirán para ubicar los desperdicios que han sido arrojados a sus profundidades.
Al final de la jornada, Alicia Quilumba y sus dos amigas, colegialas de la Unidad Educativa 28 de septiembre, en el barrio del Priorato, en Ibarra, sentadas contemplaban el nadar de los patos que jugaban a sumergirse en las aguas de este encantado lago. Aun agotadas, por la minga ecológica, comentan que quisieran que este siga siendo su lugar de encuentro a la salida de clases.