Redacción Siete Días Y el tiempo, Colombia
Doce años después de que los países industrializados se comprometieron, en la ciudad de Kioto, a llevar a cabo las acciones necesarias para reducir los gases de efecto invernadero, los representantes de 190 países se reunieron en Copenhague, en la Cumbre de las Naciones sobre el Cambio Climático número 15.
Copenhague, cita ‘no democrática’
A la cita llegaron 46 000 personas que desbordaron todo los parámetros organizativos dentro del Bella Center, el escenario que reunió a sus participantes, con representantes de 193 países.
La mayoría de países se quejó de ser convocados si al final todo fue resuelto en una carta escrita a puerta cerrada por un grupo reducido de presidentes empujados por Barack Obama.
El sudafricano Kumi Naidoo, nuevo director general de Greenpeace, la calificó de cumbre fracasada y antidemocrática:
“Todo hubiera sido diferente si los efectos de la catástrofe climática se sintieran en Manhattan, París o Berlín”, criticó.La idea de la reunión era llegar a un nuevo acuerdo que establezca obligaciones para la reducción de emisión de gases de efecto invernadero (como por ejemplo el CO2), en razón de que el Protocolo de Kioto expira en 2012.
En Kioto, los países industrializados pactaron reducir en un 5% las emisiones contaminantes. Durante esta década, se han realizado varias reuniones para tratar sobre los acuerdos que se firmarán en 2012, que debían incluir como elementos de debate el respeto por el medio ambiente, la calidad de vida y la seguridad del suministro de energía en el largo plazo. Todas esas reuniones, según las opiniones de la mayoría de participantes en la cumbre de Copenhague, sirvieron de poco.
La cumbre climática más importante de la historia, como era llamada, se realizó a inicio de diciembre y, al final, algunas organizaciones como Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) calificaron sus resultados como peores que el Protocolo de Kioto, de 1997, que hasta hace poco era considerado obsoleto.
En Copenhague se definió un compromiso no vinculante, que no fija objetivos de reducción en las emisiones de gases contaminantes. Pero se acordó crear un fondo de USD 10 000 millones entre 2010 y 2012 para que los países más vulnerables afronten los efectos del cambio climático, y USD 100 000 millones anuales a partir de 2020 para mitigación y adaptación. Un consenso que no alcanza los USD 140 000 millones que se habían planteado al inicio y que no da claridad sobre cómo se llevaría esa financiación a las naciones menos favorecidas, ni cuáles tendrían prelación.