Redacción Deportes
Jimmy Torres, de 15 años, admira el estilo de juego de Oswaldo Minda. Confiesa que algún día aspira a jugar como él en el primer plantel. Por ello, pide consejos permanentemente al volante ofensivo.
Torres es uno de los 11 chicos que fueron promovidos al equipo de primera este año en Deportivo Quito. La intención de los chullas es sacar nuevos jugadores y que se adapten rápidamente a la disciplina de los profesionales.
El proceso nació de un pedido de la directiva hacia el técnico Rubén Darío Insúa, quien aprobó el ascenso de los adolescentes. Ellos realizan los mismos ejercicios que los mayores y muchas veces sirven de ‘sparring’ en las sesiones de fútbol. Además, comparten el gimnasio y cuando hay almuerzos en el complejo de Carcelén, forman parte del grupo.
“Es una linda oportunidad. Sería bacán debutar el próximo año en Primera categoría”, expresa con ilusión Torres.
Los juveniles argumentan que existe una gran diferencia entre los entrenamientos de las divisiones formativas y las prácticas del equipo principal. “Se gana mucho en experiencia cuando se está junto a jugadores de trayectoria. Es diferente la forma de jugar, de tocar el balón, la fortaleza física, la velocidad…”, analiza David Barragán, de 19 años.
Para él, un referente es Franklin Corozo, quien se porta como padrino. Se desempeña como volante ofensivo y se siente parte del éxito que podría alcanzar el equipo azulgrana. “Sería lindo formar parte del festejo si ganamos el título. El año pasado tuve que verlo estando en la Sub 20”, agrega.
Para ganarse la simpatía del estratega, los juveniles son los primeros en llegar al complejo. Mientras el resto del plantel principal arriba, ellos esperan sentados en una esquina correctamente uniformados. Y son los últimos en abandonar la cancha, aunque muchas veces deben hacerlo cuando los mayores trabajan en aspectos tácticos.
¿Cómo se selecciona a los mejores juveniles? Insúa explica que Víctor Manuel Battaini, ex gloria chulla, es el encargado de las divisiones menores. Bajo su supervisión se realizan semanalmente partidos para observar talentos.
Luego, el ex ariete uruguayo escoge a los chicos más destacados entre las diferentes categorías y se los presenta al estratega. Este trabajo es en conjunto con el asistente de Insúa, Luis Roberto Oste.
Finalmente, el DT argentino los observa en las sesiones de fútbol y se convierte en el último filtro. “Cuidamos que este grupo élite tenga una buena alimentación, fortalecimiento en gimnasio y que se acoplen a la vida de un profesional”, sostiene Insúa.
Desde su óptica, más que asimilar el estilo de juego del equipo, lo importante es que tomen gusto por esta actividad y que aprendan de los experimentados. “Es una apuesta al futuro del club”.
Mientras tanto, Arroyo, Barragán y los otros chicos practican con ahínco, como lo mostraron la tarde del jueves. Ellos también lucieron contentos con la posibilidad de lograr el título, aunque no estarán en la cancha. Formaron un solo grupo de trabajo.