Uno de los casos de violencia de género que más ha impactado en España es aquella que tiene que ver con los cinco jóvenes que violaron a una mujer durante los Sanfermines de julio del 2016. Los llaman ‘La Manada’ y filmaron la violación, aunque ellos dicen que fue una relación consentida.
La denunciante, una chica madrileña que entonces tenía 18 años, dijo haber conocido a los acusados en la calle. Según su versión, cuando quiso marcharse a casa se ofrecieron a acompañarla y la metieron en un portal para violarla mientras lo filmaban. Los presuntos agresores fueron detenidos horas después y enviados a prisión de forma provisional. El caso causó una gran conmoción en España y el juicio a ‘La manada’, como se conoce a los acusados por un grupo de whatsapp en el que participaban, tuvo un amplio seguimiento mediático desde su inicio, el pasado día 13.
Ya recibieron una condena social. Habían pedido que se les respete la intimidad y que no se divulgaran sus fotos. No hicieron lo mismo cuando filmaban la violación. Y los españoles radicalizaron su posición y sus fotos se ven en las calles reales de España y las virtuales en todo el mundo.
Más grave fue lo que hizo la defensa de uno de los agresores. Contrató investigadores privados y querían tomar como atenuantes que la chica, en su vida diaria, llevaba una vida normal luego de la violación. Los organismos de derechos humanos afirman que además de la violación y el proceso, quieren que la mujer viva en el martirio. El abogado defensor de tres de los acusados, Agustín Martínez Becerra, pidió a la Justicia, por la declaración de la mujer del 14 de noviembre, que tomara en cuenta la “peculiar manera de sentarse, su rictus jovial y la falta de aflicción”.
Martínez Becerra afirmó, en la presentación de sus conclusiones, que los hechos “fueron consentidos, no hubo agresión sexual, sino una relación consentida y placentera”, y sostuvo que sus defendidos no deben pasar ni un día más en prisión.
“No son modelo de nada, pueden ser verdaderos imbéciles, con comportamientos en sus mensajes infantiloides, pero son buenos hijos, algunos tienen trabajos y otros lo intentan, están unidos a sus familias y a sus amigos, pero su imagen ha sido destrozada sin que hayan cometido los delitos de los que se les acusa”, dijo Martínez Becerra. Si faltaba algo más, dijo que el video que se presentó es “una película porno”, en la que “no se ve asco, ni dolor, ni sufrimiento”.
El Fiscal solicitó 22 años y 10 meses de cárcel para cada uno de ellos, mientras que el abogado de la víctima amplió su petición a 24 años y nueve meses. La sentencia se conocerá en enero del 2018.