Jornada clave

En la jornada del próximo sábado el país afrontará varias preguntas de evidente importancia y muy delicadas y lo hará, sin duda, cuando buena parte de los votantes no tiene la información suficiente o los elementos de juicio para responder con conocimiento pleno frente a temas –algunos de ellos complejos- que pesarán en el futuro del país, especialmente los relacionados con el manejo de la justicia y el control de la prensa. Las encuestas así lo revelan.

Las características de la consulta más el limitado tiempo de difusión y la intensidad de la campaña oficial pueden contribuir a que un amplio sector de la comunidad se pronuncie políticamente, a favor o en contra del personaje central de la campaña –el Presidente- y no llegue a las urnas para calificar esas preguntas.

De todas maneras, se espera que un amplio sector se niegue a aceptar, entre otras cosas, que el Presidente meta las manos –como él dijo- en una materia tan sensible como la administración de justicia. Pese a las buenas intenciones que se expresan, mucho puede pesar la presencia oficial en un sector tan complejo como el judicial cuando el sistema democrático contempla e impulsa –por obvias razones- la división de poderes.

El caso de la prensa inquieta, entre otras cosas, por el permanente ataque gubernamental de los últimos cuatro años, que anticipa una posición aun más adversa hacia los medios independientes en caso de triunfar el sí. La inclusión de esta pregunta implica las perspectivas de un intento de control que no tiene antecedentes en el Ecuador, con todos los problemas y las dificultades para una información abierta y periodística como la que esperan diariamente los ciudadanos. Lo que menos se quisiera es una prensa presionada desde el sector oficial y con normas que compliquen el flujo diario de noticias y comentarios. Hay también otras preguntas que tienen, al fin de cuentas, más contras que pros.

Admira la movilidad inagotable del Presidente –cada vez con más experiencia y verbo-, pero hay protestas por el uso prácticamente ilimitado de los recursos a su alcance. Por otra parte, cuenta el anhelo de que esta sea la última concurrencia a las urnas antes de las elecciones presidenciales del año 2013. Las continuadas votaciones han impulsado un ambiente de confrontación permanente que no es saludable para el Ecuador y la vigencia de jornadas que muestran una diferencia evidente entre las posibilidades de un poder público dedicado totalmente a la campaña y una oposición con evidentes limitaciones.

Varios esfuerzos se han advertido para enfrentar a una maquinaria tan poderosa. En la defensa del no constan partidos de limitado volumen electoral, grupos igualmente de diferentes tendencias y tamaños y aun personas sueltas, pero que no se han juntado. Han pesado más las diferencias que los llamamientos a la unidad.

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