Cabalgata montuvia en Samborondón, el 14 de noviembre de 2015. Foto: Vicepresidencia de la República
El asfalto resonó con el choque de sus bravíos cascos. Al menos 5 000 jinetes dominaron sobre sus caballos las calles de Samborondón, en Guayas, este sábado 14 de noviembre del 2015.
Esta localidad, ubicada a una hora de Guayaquil, se convirtió en un gran hipódromo. En sus principales avenidas, por casi una hora, solo hubo espacio para los caballistas de los 25 cantones guayasenses, y de otras provincias del Litoral y la Sierra, quienes engalanaron, al galope, la cuarta cabalgata de integración montuvia, organizada por la Prefectura.
A las 11:00, una nube de polvo envolvió al gran bloque que salió desde un terreno bladío donde se construye un coso para rodeos montuvios con capacidad para 2 200 espectadores.
El prefecto Jimmy Jairala y Nevado, un equino blanco, encabezaron la ruta de cinco kilómetros, que pasó por sitios emblemáticos del cantón como el Cabildo, el malecón junto al río Vinces y el recientemente inaugurado Monumento al Caballo.
“Debemos vendernos como destino ecuestre, tanto la capital ecuestre Samborondón, la capital montuvia Salitre y Guayas, como destino turístico mundial ecuestre. Este es un turismo más ecológico, más relacionado con la tierra”, dijo Jairala.
Junto a él cabalgaron el vicepresidente Jorge Glas, la vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Marcela Aguiñaga; y varias autoridades provinciales y cantonales.
De Lomas de Sargentillo llegaron nueve delegados de la Asociación de Caballistas. Sobre su corcel, Juan Gómez, presidente del grupo, dijo que apoyan esta iniciativa para mantener viva la tradición montuvia. “Se estaba perdiendo esta costumbre. Pero con los rodeos, las carreras y cabalgatas estamos conservando nuestras raíces”.
Otros llegaron desde la provincia de Los Ríos. 40 jinetes del cantón Mocache se prepararon desde temprano para desfilar. “Esto es lo nuestro, la montuviada. Y así seguirá, de generación en generación”, contó Jhonny Carranza.
Al escuchar el coordinado galope de los caballos de paso, cientos de samborondeños salieron de sus casas. Las aceras y balcones fueron los espacios predilectos para ver este espectáculo. Incluso para captar la mejor foto con sus celulares.
Para Vicente Bravo, vicepresidente de la Asociación de Ganaderos de Samborondón, es un orgullo que su localidad se esté posicionando, internacionalmente, en la cultura ecuestre.
“Samborondón siempre ha sido el centro de grandes rodeos, de grandes cabalgatas, de las mejores carreras de caballos criollos. Esto ya es mundial. Samborondón será, dentro de poco, capital ecuestre y es un orgullo para todos los montuvios”, contó antes de la partida, mientras colocaba los aderezos y la silla de montar a una yegua pura sangre peruana.
Hombres, mujeres y niños agitaron sus sombreroa de cuero. Lucieron sus mejores y más coloridos trajes, y marcharon seguros sobre caballos criollos, apaches, pura sangre, peruanos, colombianos… Para ellos no hubo semáforos; tampoco complicaciones para atravesar los vigilantes acostados de las vías.
Detrás de cada bloque solo quedaba una capa de estiércol, que casi de inmediato era borrada por un ejército de aseo cantonal, personal armado con escobas, palas y mascarillas.
Las tablas se estremecieron en las tres tarimas instaladas a lo largo de la ruta. Sobre ellas brilló el floclore montuvio, con bailes típicos y música popular. Siete chivas turísticas se colaron entre los centauros criollos y al final, casi al mediodía, se realizó una feria montuvia con artesanías y gastronomía típica del agro costeño, en la plaza cívica Carlos López Jiménez.