Redacción Quito
La fe mueve montañas hasta en el Registro Civil. La historia de tres personajes distintos que llevan el nombre Jesús en su cédula está atada por el espíritu religioso de sus mayores.
Teresa de Jesús Rebilla es una lojana que vive en Quito desde hace 26 años. Sentada en la sala de su casa, ubicada en la 24 de Mayo y García Moreno, dice que en su nombre lleva una herencia muy especial; el gusto de su abuelito, José Cipriano Rebilla.
‘Teresita’, como le identifican, recuerda que era costumbre antigua poner el nombre al recién nacido utilizando el calendario anual. “Cuando me inscribieron en el Registro Civil, en el cantón lojano Alamor, no aceptaron que me pongan Teresa del Niño Jesús, como era el deseo”.
Teresa agrega que identificarse con el nombre Jesús le ha convertido en una persona tranquila y serena ante los problemas. La inclinación de la familia Rebilla por la religión católica es bien marcada y parte del legado.
Herencia cristiana que también marcó a Jesús López, un médico neurocirujano. Este quiteño dice que en su nombre están el Antiguo y el Nuevo Testamento; él se llama Jesús David. Es el último de cuatro hermanos entre Rosa González y Joel López.
Los hermanos de Jesús tienen nombres bíblicos: Moisés, Julia y Marco. “Mi madre tenía la costumbre cristiana de asistir a misa todos los domingos. Mi padre trabajaba en la curia del Girón”.
López, médico graduado en la universidad Central y la secundaria en el colegio Mejía, añora aquellas épocas en las que recitaba loas juntos a los pesebres navideños. En las aulas colegiales y universitarias le conocían como ‘Chucho’ López.
Tanta fue la pasión de López por las loas que recita una: “La Virgen y San José se iban de romería, tan cansada estaba la Virgen que caminar no podía. Cuando llegan a Belén toda la gente dormía ¡pum! ¡pum! (golpea la mesa) abra la puerta portero. ¡Está puerta no se abre hasta que amanezca el día Entre la mula y el buey nació el hijo de María!”.
López no duda un instante en decir que el nombre marca la personalidad de una persona. En eso coincide su tocayo: Jesús Rojas. Este chef nacido en Perú está en el país hace dos años y trabaja en un hotel. Él cuenta que su familia peruana tenía la costumbre de poner nombres bíblicos.
Desde su profesión de cocinero bromea y dice que siempre debe multiplicar la comida. “Algunos me dicen que no soy Jesús, sino un diablito. Otros han dicho que me quieren crucificar”.