Una Bella Elena, Pico de Loro, Alegría de la Casa, Bucleya, Elodia… aparecen en el camino entre los valles de Cumbayá y Nayón.
Son algunas de cientos de plantas ornamentales que se ofrecen en varios viveros.
En cada sitio que visite encontrará una diversidad de especies, así como precios. Se venden desde USD 0,20 hasta 300; todo depende del tipo de planta.
Con esa infinidad de plantas puede crear un jardín en la casa, adornar la ventana, colgar macetas en una pared, sembrar en el balcón o en el lugar que prefiera para tener coloridas flores.
El primer sitio está a la entrada a Cumbayá, luego de recorrer 20 minutos en carro desde Quito. Al paso asoman unas enormes macetas de cemento o de barro del vivero de Eduard Patiño. Aparece una Bucleya, una planta con una flor lila. Es única, porque no hay en ninguna parte del país -según Patiño-, y sirve para exteriores.
En el camino están petunias, lotos, ciclámenes, alegrías de la casa y otras 1 000 especies.
Saliendo de allí se toma el camino hacia Nayón. En el trayecto van apareciendo los viveros, pero es en el pueblo donde se encuentra más diversidad.
En la calle Quito, hay uno a cada paso, pequeños y grandes.
Ahí está el más antiguo, con 27 años: Mi Jardín en su casa. Cristina Anaguano, hija de la propietaria, dice que un Perrito vale USD 0,30 o un Ciprés Vela grande se cotiza en USD 300.
En otro vivero, Nelson de la Cruz ofrece una Flor de Zapato. Otros tienen al Rabo de Mono, Lágrimas de Bebé …
Los dueños de los viveros también asesoran sobre qué planta comprar y el diseño de los jardines, y venden las macetas.