Este es uno de los factores que no está resuelto. Y resulta contradictorio que mientras por un lado se insiste en la conservación por otro el sector turístico insiste en promocionar a Galápagos.
El Ministerio de Turismo patrocina una campaña que busca poner a las islas entre las siete maravillas naturales. El año anterior se registró el récord de 173 420 visitantes, de los cuales 139 879 ingresaron por el aeropuerto de Baltra.
Atender ese flujo demanda cada vez más servicios de hospedaje, alimentación, transporte.
Incluso se convirtió en el objeto donde, pese a que varias empresas intentan aplicar prácticas sustentables o amigables con el medioambiente, prima el interés económico. Esta masiva presencia turística atrajo capitales nacionales y hasta inversionistas extranjeros como el italiano.
Enrique Ramos asegura que por ejemplo la mayoría de negocios relacionados con tours es manejada por empresas extranjeras. “Estas aprovechan de la naturaleza de Galápagos, por lo que no hay mayor participación de la gente local”. El PNG tiene entregado permisos para 82 embarcaciones para crucero navegable en los tipos A, B y C, además de tours diarios. Aparte de otras 82 patentes para empresas de diversos servicios.
En los centros poblados como Puerto Villamil, en Isabela, no se para de construir hoteles, la mayoría con estructuras que desentonan con lo natural de Galápagos y otros que se contraponen a la idea de austeridad en las islas.