La investigación de dos fundaciones permitirá a las organizaciones determinar las personas que tendrán prioridad para recibir ayuda, después de ser afectadas por el terremoto del 16 de abril. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Antes de construir casas, entregar donaciones o para brindar ayuda psicológica a los damnificados del terremoto del pasado 16 de abril del 2016, dos organizaciones que trabajan en diferentes acciones de labor social, realizaron investigaciones previas en las zonas más afectadas de Manabí y Esmeraldas.
El objetivo fue priorizar la ayuda hacia quienes más lo necesitan. En esa labor se unieron dos fundaciones que forman parte de la Red en Acción, un conglomerado de seis entidades que ayudan independientemente a la sociedad desde diferentes frentes.
Se trata de la fundación Cecilia Rivadeneira, que da soporte a los niños con enfermedades catastróficas y Techo Ecuador, que construye viviendas básicas a personas de escasos recursos económicos.
Ambas realizaron encuestas y entrevistas entre los afectados de Jama, Coaque, El Matal, Bellavista, Muisne y San Vicente. La idea fue identificar a las personas más afectadas y que incluso vivían en situaciones precarias antes del sismo.
Algunos de los resultados fueron que de 101 personas, un 4% tiene algún tipo de discapacidad y otro 12% requiere de medicamentos de forma continua. Se determinó, además, que la actividad laboral más común era la pesca, seguida de labores relacionadas a la agricultura y al mantenimiento del hogar.
Ocho de cada 10 damnificados afectados perdieron su vivienda por completo; aunque un 65% no tenía una propia, y los que la tenían no poseían papeles que respalden su pertenencia o vivían en casas prestadas. También se identificó a un 91% de afectados que no tenía ahorros antes del terremoto.
Después de este estudio se ejecutarán acciones como soporte psicológico a las personas afectadas, con programas como las Caravanas de la Alegría que realiza la fundación Cecilia Rivadeneira cada semana en Manabí o Esmeraldas. Con estos recorridos se busca fortalecer los vínculos de confianza con la gente, según explicó Wilson Merino de esta fundación. “Lo importante es no olvidarse de ellos porque este es un proceso largo”.
Por su parte, la investigación que realizó Techo Ecuador para enfocarse en las familias que más requieren de su ayuda determinó que en 51 asentamientos irregulares de Manabí y Esmeraldas un 83% de familias han perdido por completo sus fuentes de ingreso.
Este estudio levantó 2 780 fichas de información (una por cada hogar afectado) en los cantones de Muisne, Jama, San Vicente y Sucre.
Una vez que se haya levantado toda la información de los afectados -investigación que actualmente se realiza en Chone– se definirán los casos que más requieran ayuda.
Techo Ecuador construye actualmente 50 casas en los sitios afectados por el sismo.