Localización del sismo del viernes 15 de enero de 202, con una magnitud de 4.7 grados, y varios eventos asociados. Este temblor es parte de un enjambre en curso desde el 8 de enero y que previamente documentó el IG el domingo 10 de enero, dijo el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN). Foto y video: Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional
Los movimientos sísmicos van a continuar frente a las costas de Esmeraldas, mientras las dos placas tectónicas se acomodan o llegan a un equilibrio; es decir, hasta que se termine la fricción entre ambas.
Silvana Hidalgo, directora del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN), explica que este enjambre sísmico que se registra frente a las costas, fuera de Esmeraldas, tiene un tiempo de duración de días o semanas, en el peor de los casos. Entonces, se espera que este fenómeno, que se intensificó este viernes 15 de enero del 2021, finalice en poco tiempo, como ha sucedido con otros episodios similares que se han tenido en esa provincia, en Manabí y Quito.
Este enjambre sísmico comenzó el 8 de enero del 2021 y desde entonces se han registrado unos 90 eventos. La mayoría ha tenido magnitudes de 3 grados a 4.9 grados; este ha sido el más fuerte de todos y se presentó a las 14:21 del viernes 15 de enero. Muchos han sido sentidos por la población de la ciudad de Esmeraldas, como el de 4.7 grados que se registró a las 05:35 de ese mismo día.
Hidalgo explica que pese a que son temblores de pequeñas magnitudes son superficiales, porque se producen a una profundidad de 10 a 12 kilómetros. “Como están cercanos a la superficie, la gente los siente con mayor facilidad”.
Este comportamiento, dice la técnica del Geofísico, se debe a que Ecuador se encuentra sobre una zona de subducción activa, que es la interacción de la placa Oceánica o de Nazca sobre la placa continental Sudamericana.
Esmeraldas es una zona propensa a este comportamiento geológico de la tierra. Por esa razón, siempre se van a presentar sismos como los actuales o mayores, como el de 1906, cuya magnitud fue de 8.6 grados, el más grande que se ha tenido en el país. “Debemos saber que siempre podemos tener un sismo mayor a 7 grados, puede ocurrir y debemos estar prevenidos”.
Un ejemplo de esa actividad es lo que sucedió luego del terremoto (7.8 grados) del 16 de abril del 2016. Hidalgo recuerda que a finales del 2016 y principios del 2017 se activó esta zona de Esmeraldas con varios sismos, como una respuesta al movimiento del sismo de abril, localizado en la zona de Pedernales-Cojimíes.
La técnica habla de esfuerzos para referirse a todos los movimientos de la tierra que provocó el terremoto de Manabí. Por esos esfuerzos, el sistema (geológico) debía acomodarse otra vez y la reacción natural fue la ocurrencia de sismos en la costa norte de Esmeraldas y hacia el sur.
El Geofísico hace otros escenarios sobre la duración del enjambre sísmico, que son considerados como muy poco probables que se den, dice Hidalgo. El primero es que se tengan sismos de una mayor magnitud, que pudieran desencadenar deslizamientos submarinos, los cuales podrían causar olas tipo tsunamis, muy pequeñas. “Son probabilidades muy bajas, pero no se pueden descartar”. El segundo es que este enjambre también sea premonitor de una actividad mayor, pero “tampoco es un escenario probable, pero no podemos descartar, porque tenemos una costa con un sistema de subducción activa”.
Según ella, descartar un evento mayor sería irresponsable. Aunque, en sismología, opina, “no podemos decir cuándo, no podemos decir dónde ni podemos decir la magnitud de un próximo sismo”.