Redacción Esmeraldas
Custodiados por militares y policías, niños, comerciantes, campesinos, amas de casa… marcharon ayer por las calles de San Lorenzo (Esmeraldas).
El sacerdote Efraín Camey, párroco de este cantón fronterizo, calculaba que unas 1 500 personas participaron en la marcha en contra de la delincuencia.
La avenida Imbabura, la principal arteria comercial de la ciudad, lucía diferente. Los almacenes, tiendas y restaurantes no abrieron la mañana de ayer. Ese fue el compromiso de los 400 comerciantes que laboran en esta ciudad y que denunciaron ser víctimas de los extorsionadores.
La marcha fue convocada por los representantes de los sectores productivos. “Tenemos que demostrar a los delincuentes que les hemos perdido el miedo”, decía uno de los manifestantes, que por seguridad pidió el anonimato.
La concentración empezó a las 08:45. Unos tenían carteles, en los cuales pedían que se aclaren los crímenes. Otros solicitaban que se ponga freno al cobro de ‘vacunas’ (el pago de dinero mensual para no ser secuestrado).
La marcha se inició a las 09:00. Los vecinos recorrieron las principales calles de la ciudad. La indignación del profesor Sócrates Quintero era evidente.
Para él, el miedo a la delincuencia está sometiendo a los vecinos. “No es posible que los colegios nocturnos hayan tenido que reducir su jornada de 20:00 a 22:00, por temor a los asaltos”.
A pesar del temor, los comerciantes sí participaron en la protesta. Mientras caminaba, una colombiana que ya vive seis años en San Lorenzo contaba su historia. Ella, hace menos de un mes, pagó USD 1 000 para que no hagan daño a su familia. Con asombro decía que ni Cali es tan peligrosa.
Desde entonces, ella asiste a citas periódicas con un psicólogo. Tiene miedo, porque sabe que si en algún momento le falta el dinero, los Águilas Negras pueden tomar alguna represalia. Así se hace llamar el grupo de antisociales que extorsiona a los comerciantes de San Lorenzo.
La marcha duró una hora. Desde las casas, los vecinos aplaudían a los participantes. “Yo no salgo para no exponerme”, contaba la dueña de un bazar.
La lugareña recordó que hace dos años fueron asesinadas ocho personas, por participar en otra marcha por la paz.
Desde un camión se repartía agua helada, sin costo. Luego de la marcha, la concentración fue en la iglesia principal. Allí hablaron las autoridades.
El alcalde Gustavo Samaniego dijo que el próximo paso será crear una veeduría ciudadana, para exigir a la Fuerza Pública, a los fiscales y a los jueces que mejoren su trabajo. Para concretar esta propuesta habrá más reuniones.