Olga Imbaquingo
Corresponsal en Nueva York
A la reforma de salud en EE.UU. todavía le falta escalar los tramos más difíciles de la montaña de opositores que buscan desbarrancar la creación de un seguro público para reducir costos y cubrir a unos 46 millones de personas que carecen de un seguro médico. Los indocumentados fueron eliminados desde el comienzo y ahora se busca descolar a aquellos que lograron legalizar su estatus al menos en los últimos cinco años.
Reforma crucial
La contrariedad es que asesores de la Casa Blanca han dicho que los indocumentados deberían quedar prohibidos de comprar su propia cobertura de salud.
Ayer el proyecto de reforma de salud, a 72 horas de una crucial votación en el senado, se debatía entre la vida y la muerte a la falta de suficientes votos. Se necesitan 60 votos para aprobarla.Esta es una de las leyes más esperadas y más difíciles de los últimos 50 años en este país.
Las mujeres y el acceso de ellas a servicios de salud reproductiva, a pretexto de que no se va a destinar fondos para financiar el aborto, también acaban de quedarse en el camino. Sin embargo, lo que a las organizaciones que velan por los derechos de los inmigrantes ha puesto en alerta son las pretensiones de algunos legisladores de los dos partidos de reducir la cobertura para los que sí tienen documentos. Si los planes de los legisladores, especialmente republicanos, se hacen realidad, más de un millón de inmigrantes con papeles se quedarían marginados, además de unos 7 millones que no tienen documentos, según Migration Police Institute.
Los inmigrantes, una vez que obtienen su visa de residencia, deben esperar cinco años para acceder a los servicios de salud federal de Medicare y Medicaid, esta es una medida vigente desde 1996. Con la reforma se esperaba eliminar ese período de tiempo, pero los legisladores optaron porque esa medida siga vigente.
Dejando al margen a los inmigrantes no se logrará detener la tormenta. “Los inmigrantes con papeles y un bajo salario son obligados a aplazar sus cuidados en salud hasta que enferman gravemente. El congreso no eliminó los cinco años que deben esperar los inmigrantes que logran su residencia para acceder al servicio. El Senado tiene que tomar en cuenta eso y revertir la omisión de los congresistas”, escribe en el Daily News Cheng-Wha Hong, director de La Coalición de Inmigración de Nueva York.
“Se puede mantener bajo cobertura a esos inmigrantes o excluirlos hasta que se enfermen seriamente y entonces empezar a pagar por ellos”, dijo a The New York Times Steven P. Wallace, profesor de la U. de California.
Pero desde el punto de vista republicano, si se restringe al máximo la cobertura a los inmigrantes se logrará ahorrar dinero y prevenir que los beneficios de salud se conviertan en un imán para que más indocumentados sigan entrando al país.
Elena Ríos, presienta de la Asociación Nacional Médica Hispana, teme que el miedo a que los conservadores “maten la ley” está dejando al margen el debate sobre la importancia de la cobertura a los inmigrantes.
Lo sorprendente es que se pretende que los inmigrantes indocumentados queden prohibidos incluso de que adquieran su seguro médico aún con su propio dinero. El congresista Gutiérrez públicamente lo advirtió que rechazará una ley que “excluya a la gente de usar sus propios recursos debido al estatus legal que tienen, sería tonto y estúpido…”.