La industria azucarera enfrenta bajas ventas en Ecuador

En el Ingenio San Carlos se inició la cosecha de la caña de azúcar a mediados de junio. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

En el Ingenio San Carlos se inició la cosecha de la caña de azúcar a mediados de junio. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

En el Ingenio San Carlos se inició la cosecha de la caña de azúcar a mediados de junio. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Desde mediados de junio de 2018 arrancó la zafra en la región costera del país, en un contexto de bajos precios de mercado y problemas de comercialización.

A pesar de ser uno de los cultivos de ciclo permanente que más creció el año pasado, tanto en hectáreas sembradas como en cosechadas, aún no alcanza las cifras del 2015.

Los volúmenes de producción se recuperaron el año pasado, no así las ventas. De acuerdo con representantes del sector, existen dos factores principales que explican esta problemática.

El primero se relaciona con los altos costos de producción, en los que inciden rubros como salarios y agroquímicos utilizados en la siembra. Esto resta competitividad al producto local frente al azúcar proveniente de Colombia. Los ingenios aseguran que no pueden competir con esos precios.

Según Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el precio mínimo de sustentación de la tonelada métrica de la caña de azúcar se ubica en USD 32,20. Mientras que el producto colombiano se vende entre USD 24 y USD 26.

El saco de azúcar procesada se puede encontrar a USD 35 mientras que el de Colombia, en USD 25.

El ingreso por la frontera norte de cerca de 80 000 toneladas de sacarosa, registradas el año pasado, preocupó a los cañicultores y a los ingenios.

Para proteger a la industria, en octubre pasado el Gobierno solicitó a la Comunidad Andina (CAN) la implementación de una medida arancelaria para gravar con 15% la importación de azúcar superior a las 30 000 toneladas, provenientes de los países de este bloque. La petición fue rechazada.

En Ecuador hay 74 000 hectáreas de caña de azúcar. De esto, el 50% pertenece a los ingenios y el otro 50% se reparte entre los 3 000 pequeños y medianos productores.

Los cañaverales del Guayas, provincia que concentra 82,95% de la producción total del país, están listos para la cosecha. En el cantón Marcelino Maridueña, ubicado a una hora y media de Guayaquil, se halla el ingenio San Carlos. Allí sus pobladores y trabajadores comenzaron la temporada con una misa en la capilla.

Los obreros inician su jornada a las 06:00. Cada uno conoce su lugar de trabajo, pues muchos tienen cerca de 2 décadas en el oficio. Están los cortadores de caña para la fábrica y los que cortan la semilla para las nuevas cosechas. Cada uno tiene sus utensilios: gafas, guantes, polainas metálicas para las piernas y el machete.

Carlos Mayorga, subgerente administrativo de Ingenio San Carlos, asegura que para esta época es necesario contratar mucha gente. Se trabaja con al menos 3 200 personas. El ingenio tiene influencia en 28 000 hectáreas, entre las áreas de siembra propia y de cañicultores particulares, a quienes les compran la producción.

Mayorga cuenta que el 70% de su producción lo vende en el mercado local y la mayoría se destina al ámbito industrial. Pero ante el problema de la comercialización, las ventas hacia este sector han bajado.

Asegura que cayeron de 15 000 sacos de azúcar a solo 3 000 en los últimos años.

Miguel Pérez, presidente de la Federación Nacional de Azucareros (Fenazucar), afirma que el precio promedio del saco de azúcar en el mercado local se “deprimió” en el 2017. Asegura que la rentabilidad de la industria bajó 56% respecto del año anterior.

El segundo factor que incide en la baja comercialización es la “imagen negativa” del azúcar para la salud. En el 2014 se introdujo en el mercado el semáforo de alimentos, que influyó para que las empresas reformularan sus productos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta de azúcares libres, entre ellos las bebidas azucaradas, es uno de los principales factores de la obesidad y la diabetes.

Ernesto Gómez, gerente administrativo Financiero Unidad de Negocio Agroindustrial de Valdez, asegura que optaron por diversificar el portafolio. Incorporaron desde el año pasado el Steviapanela, producto que tiene dos presentaciones: en una funda de 500 gramos y en ‘stik pack’. Además, lanzaron el azúcar de coco Valdez orgánico. A pesar del panorama, el ingenio tiene proyectado para esta zafra procesar 1,97 millones de toneladas de caña, tanto propias como de cañicultores. De esta producción, estima que producirá 3,3 millones de sacos para el mercado local.

La cuota de exportación hacia EE.UU. es 12 400 toneladas.

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