Redacción Quito
No se percata de lo que pasa a su alrededor. El mendigo que duerme al pie de un viejo eucalipto en el parque Julio Andrade se abriga con una corroída colcha color melón. Está percudida pero él se envuelve para aplacar el frío matutino. Usa gorra y un par de zapatos rojos maltrechos.
A su lado hay otra persona que tiene un edredón igual de desgastado.
Mientras ellos descansan, decenas de personas caminan por entre los senderos del parque, ubicado entre la av. 10 de Agosto y Veintimilla. El césped, a su alrededor, está lleno de restos de comida, fundas y cajas de cervezas vacías.
Llegan dos personas con una radio Motorola en sus manos. Son Luis Arias y Alberto García, del área de Seguridad Ciudadana de la Gerencia de La Mariscal. Uno de ellos se acerca a hurtadillas para despertarlos y sacarlos del espacio verde.
Mientras tanto, un grupo de vecinos del sector se da cita en medio del parque. “Esta es una toma cívica del espacio verde porque el Municipio no nos ayuda a erradicar los problemas de indigencia, inseguridad y drogadicción que tenemos aquí”, acusa Juan Carlos Cobo, presidente del Comité Barrial Santa Teresita.
El dirigente acusa que las acciones de la Gerencia La Mariscal no son permanentes. Dice, además, que la Policía Metropolitana solo se dedica al control de los parqueaderos municipales de la zona azul y no a rondar los parques para remover a los mendigos que liban en las áreas de distracción.
Su queja se refleja en una pancarta de tela colocada en medio del parque, en la cual se lee: “Parque clausurado por la comunidad debido al abandono del Fonsal (Fondo de Salvamento de Patrimonio Cultural)”.
Las bancas de cemento del parque están llenas de grafitis y cuarteadas. Incluso, una pileta de piedra tiene, en vez de agua, basura y restos de comida.
Según Cristina Gualpaz y Nathaly Silva, quienes trabajan en una de las casas de salud del sector, en las noches los indigentes comen y hacen sus necesidades biológicas en el parque. Pero los problemas principales que identifican son los asaltos y robos. “Es una guarida de delincuentes”.
La propuesta del barrio es cercar el parque y que se habiliten ocho accesos para controlar el ingreso de los indigentes. Pero esta idea fue rechazada por el Fonsal. La entidad quiere rehabilitar el espacio, nada más. Ante eso, esa entidad dice que combatir la inseguridad no es su competencia.
Luego de 45 minutos de reclamos, los indigentes aún rondan el parque. Aunque la presencia de los vecinos hizo que dos policías metropolitanos ayer retiren al hombre de zapatos rojos del sitio.
Los antecedentes
El pedido de mejoramiento del parque se lo hizo desde el gobierno de Jamil Mahuad, sin embargo, no hubo ninguna respuesta. Pero, este año, por disposición del ex alcalde Paco Moncayo se decidió que el Fonsal realizará la recuperación y rehabilitación de los parques Julio Andrade, Santa Clara de San Millán y El Ejido. En estos últimos sí se realizaron las obras.
El 12 de junio, Juan Carlos Mafla, subdirector del Fonsal, accedió a poner las vallas perimetrales transparentes y ocho entradas y como contrapartida los vecinos ponían guardianía privada.
El parque se lo iba a cerrar de 22:00 a 0 6:00. No obstante, este proyecto, según los vecinos, no se efectivizó por decisión del Director del Fonsal.