Los indígenas del Cañar reciben el solsticio de verano en el Inti Raymi

Pobladores de 14 comunidades del Cañar participan de la ceremonia de purificación del Inti Raymi . Foto: Xavier Caivinagua/El Comercio

Pobladores de 14 comunidades del Cañar participan de la ceremonia de purificación del Inti Raymi . Foto: Xavier Caivinagua/El Comercio

Son las 04:30 y los pobladores de Quilloac, en el cantón Cañar, se concentran afuera de la iglesia de la comunidad. En el piso está grabada una cruz inca, que es el centro del ritual de agradecimiento con el que empieza el segundo día de celebración del Inti Raymi en el sur del Ecuador, el sábado 20 de junio de 2015.

Allí, los pobladores de 14 comunidades hacen ejercicios que son parte de la ceremonia de purificación. Danzan, hacen oraciones, meditan. El ritual termina unas dos horas después cuando el sol ha salido y con esa energía se preparan para la jornada de agradecimiento.

Desde hace 10 años, la comunidad indígena de Quilloac desarrolla su propia fiesta del Inti Raymi. Lo hacen porque la celebración “empezó a perder su esencia y se volvió más de entretenimiento que espiritual”, dice uno de sus líderes, Pedro Solano.

Ese día, las comunidades amanecieron de fiesta. Niños, jóvenes y adultos se pusieron sus trajes especiales. Las mujeres con polleras de lana, blusas bordadas, chales y grandes aretes y collares. Los hombres, en cambio, con zamarros y ponchos negros o rojos, la tradicional vestimenta cañari que se complementa con un sombrero redondo.

Un grupo de hombres, los dirigentes de las comunidades, lideran la procesión que sale de Quilloac con destino a Narrío, uno de los cerros sagrados de los cañaris. Las mujeres que les siguen llevan plantas de maíz, para gradecer por la cosecha. También están los músicos, que tocan ocarinas, tambores y flautas y una banda de pueblo, que interpreta música andina y nacional.

La ceremonia indígena tiene una parte religiosa. Tres jóvenes llevan en sus brazos imágenes del niño Jesús, que tendrán un sitio especial en la ceremonia. Cuando la procesión llega al cerro Narrío, los indígenas forman un círculo en torno a los elementos sagrados: plantas, comida, agua y fuego. Las mujeres se ubican adelante y los hombres en la parte exterior.

En este lugar, es el momento de recibir los rayos solares y amarrarlos al cuerpo, dice Solano. “Se trata de absorber la energía del Inti para tener paz interna y armonía con la naturaleza”. Luego del medio día, las comunidades bajan a la plaza Guantún, ubicada en Cañar. Allí danzan y celebran el solsticio de verano, una de las cuatro fiestas anuales del mundo andino. Las otras son el Pauckar Raymi, de ofrenda a la Pachamama, en marzo; el Quilla Raymi (fiesta de la Luna), en septiembre y el Capac Raymi o fiesta del florecimiento, en diciembre.

El Inti Raymi, que llegará a su cumbre este 21 de junio, cuando ocurra el solsticio de verano, también se celebra en el complejo de Ingapirca, el lugar tradicional de esta fiesta desde 1988. Allí la celebración se cumple con rituales en honor al sol, danzas y música, que atraen a los turistas. Este domingo 21 habrá también una feria gastronómica y artesanal.

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