¿Concienciación o castigo?

Los habitantes de Quito hemos visto con profunda pena y preocupación cómo en estas semanas de verano se ha ofendido y se ha ultrajado a nuestra hermosa ciudad, esa serie interminable de incendios que han destruido la naturaleza, que han afectado el medioambiente, que han causado molestias a la salud de la población y que han ocasionado incalculables pérdidas económicas.

La ciudad de Quito está conformada por sus habitantes, su hermosa infraestructura colonial y moderna, y ese bello entorno andino con el que nos ha dotado la naturaleza.

Las autoridades están tratando de detener esta serie de incendios encontrando los culpables, tarea ciertamente difícil ya que cuando se detecta la existencia de un nuevo incendio, los culpables han tenido el tiempo suficiente para darse a la fuga, para esconderse y así no ser aprehendidos.

Es posible que dentro de los causantes de estos incendios se encuentren adolescentes con intención de desafiar a las autoridades y hacerse “famosos” entre sus amigos, por personas desadaptadas cuyo propósito es causar mal a la sociedad, o incluso personas que en forma sistemática queman las laderas alrededor de la ciudad, donde poco a poco van conformando un espacio de terreno que será luego invadido y vendido en lotes para la conformación de nuevos barrios periféricos. Estos últimos no solo queman la vegetación durante la época de verano, sino a lo largo de todo el año. Les invito a recordar el cambio que ha sufrido el marco montañoso que tenía la zona noroccidental de la ciudad, cuando hace más de 20 años disfrutábamos de un hermoso paisaje de verdes colinas pobladas de bosques. Ahora tenemos un sinnúmero de nuevos barrios.

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