El impuesto a las herencias puede influir en la situación emocional de la familia

El anuncio de que se reformará la ley para que más personas paguen un impuesto a las herencias comienza a ser un tema de interés en las parejas de adultos mayores que acuden a terapia familiar, en algunos consultorios psicológicos de Quito, Ecuador.

La mañana de este 25 de mayo del 2015, Lucía Noboa, directora del centro Armonía & Equilibrio y psicóloga especialista en duelo y tanatología, recibió a dos pacientes. Uno de 60 años y otro de 75 años. Ambos coincidieron en que preferirán vender sus bienes y sacar el dinero fuera del país, para que sus hijos puedan aprovecharlo cuando ellos ya no estén. “Dijeron que resultará mejor pagar el 5% de salida de capital”, señaló Noboa.

El presidente Rafael Correa, en su Informe a la Nación 2015 del 24 de mayo, anunció el envío a la Asamblea Nacional de un proyecto para evitar la acumulación de riqueza. Este incluirá un sistema impositivo a las herencias superiores a los 100 salarios básicos (USD 35 400).

Para Noboa, las herencias son el fruto del trabajo de varias generaciones y se han convertido, en la mayoría de casos, en una oportunidad para las familias, porque les ayuda a cristalizar proyectos como tener una casa propia o aliviar una situación económica.

“Las herencias ayudan a las generaciones más jóvenes. El empezar de cero no solo demanda un esfuerzo físico sino también emocional. Aquí (en el consultorio) tengo parejas jóvenes que enfrentan problemas porque no pueden acceder a una vivienda”.

Pero las herencias también pueden perjudicar la relación familiar. Margareth Borniatti, experta en terapia estratégica breve e hipnosis, ha tratado casos en que los hermanos rompen los lazos porque no están de acuerdo con la última voluntad de sus padres.

“En las terapias tratamos de hacerles entender que es importante respetar las decisiones de quienes dejan las herencias. Además de las razones para que el núcleo familiar no sufra un distanciamiento”.

Pero el proceso, añade, se dificulta si se agrega otro factor, como un impuesto a las herencias. “Si generalmente hay líos por saber cómo dividirse imagine lo que implicaría, además, destinar al Estado un dinero que al final de cuentas es el fruto del trabajo del papá, la mamá, los abuelos”.

Según Correa, solo tres de cada 1 000 ecuatorianos recibe una herencia cada año y tres de cada 100 000 obtienen herencias mayores a USD 50 000. El Mandatario reconoció que la medida tendrá un impacto político, pero que está dispuesto a asumirlo.

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