Los obispos sostienen que la Iglesia no interviene en temas políticos, debido a lo que manda la Constitución y además el ordenamiento eclesial. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
“La Iglesia (Católica) no debe apoyar intereses partidistas pero, fiel a su misión, no puede ni debe quedarse al margen de los procesos y dinamismos sociales, especialmente éticos, que garantizan una convivencia justa y en paz”.
Ese mensaje fue dado este jueves 12 de enero del 2017 por los obispos del Ecuador, en Quito, a través de una Carta Pastoral titulada Convocados a Caminar Juntos. En rueda de prensa en la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en Quito, hablaron de las “realidades apremiantes” y de “compromisos”, de cara a los próximos comicios del 19 de febrero del 2017.
En el documento se hace un llamado al electorado a “elegir bien, de forma responsable y ética”, a través de un estudio de las propuestas que mejor respondan a las necesidades del país. Además hacen una invitación para analizar si los candidatos se comportan de forma democrática y ética.
“Es fácil, especialmente en tiempo de elecciones, buscar chivos expiatorios de todos nuestros males, en quien descargar nuestra rabia e indignación… Más importante nos parece que cada uno trate de ver cuál es su tarea y responsabilidad a la hora de construir un Ecuador más justo, solidario y fraterno. Y, al mismo tiempo, se pregunte cuál debe ser su candidato, a la luz de una conciencia recta y bien formada”, señalan los obispos en su carta.
Monseñor Fausto Trávez, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, pidió a los candidatos bajar el tono en la campaña, que en los últimos días se ha visto cargada de acusaciones con respecto de casos de corrupción. La Iglesia considera que estos temas deben ser tratados en el marco del respeto al ordenamiento jurídico y con altura.
En la carta, los obispos destacaron ocho temas que consideran apremiantes en el país como superar la pobreza, velar por la dignidad de la gente y el bien común, la subsidiaridad, etc. A continuación, extractos textuales de la carta de los obispos.
Realidades apremiantes de Ecuador, según la Iglesia
1. Superar la pobreza.
“La Iglesia promueve un ejercicio de la caridad que pasa por el desarrollo y por la construcción de una sociedad más justa y solidaria, por políticas y legislaciones sociales que favorezcan un auténtico desarrollo integral”.
2. La dignidad de la persona humana.
“Todos, pero los pobres con mayor razón, tienen derecho a vivir con dignidad, lo cual se traduce en el respeto y la promoción de claros derechos humanos: al trabajo (Constitución n. 33), a la vivienda (Const. nn. 30 y 31), a la salud (Const. n. 32), a la Seguridad Social (Const. n. 34), a la educación (Const. nn. 26 y 27)”.
3. El bien común.
“Para que prevalezca el bien común las personas tienen que mantener relaciones de equidad y justicia. La independencia de la justicia respecto del poder político se convierte así en una condición sin la cual el pueblo nunca podrá crecer en libertad y en dignidad. En ese sentido, la separación de poderes es la garantía democrática de que, por encima de intereses de partidos o de grupos de poder, prevalecerá siempre la justicia y el bien de las personas”.
4. La subsidiaridad.
“No podemos despreciar el ingente esfuerzo de trabajadores, empresarios, instituciones públicas y privadas. La creación de riqueza, de empleo y de oportunidades es el fruto del trabajo de millones de ecuatorianos que luchan cada día por salir adelante”.
“El Estado tiene un valor subsidiario que, en el marco de una economía solidaria y del legítimo pluralismo asociativo y cultural, garantice la justa distribución de la riqueza y el desarrollo de una sociedad bien integrada. pero no puede ni debe sustituir la iniciativa privada. El principio de subsidiaridad nos recuerda que las instituciones más grandes deben de respetar a las más pequeñas y estar atentas a suplir su carencias en orden al bien común”.
5. El diálogo en los diversos ámbitos de la vida.
“Los ecuatorianos compartimos una misma historia y, juntos, tenemos que seguir construyéndola. Esto solo es posible desde una clara libertad de opinión y de expresión, desde la convergencia y unión de personas que son y piensan de forma diferente”.
“Necesitamos políticos y servidores públicos que promuevan un auténtico diálogo social, que sean expertos en la resolución de conflictos y que, a pesar de las legítimas diferencias, nos ayuden a unirnos en un proyecto común de país y de desarrollo”.
6. La participación y la corresponsabilidad.
“La sociedad no es uniforme. Tiene múltiples expresiones y sensibilidades (…). El estatismo, el centralismo y el discurso único, enmarcados en la propaganda del Estado, son siempre una gran tentación de poder y control. Sin embargo, nadie puede suplir la libertad y la dignidad de las personas”.
7. La solidaridad.
“Nos preocupan especialmente los jóvenes, aquellos que, no teniendo acceso al estudio, tampoco desempeñan ningún oficio o trabajo. Para muchos de ellos, la delincuencia, el alcohol, la droga y la misma tecnología se convierten en un refugio que no consiente su integración social. Las autoridades tienen en esto un enorme desafío de integración, formación y promoción de los jóvenes”.
“En este momento, crear fuentes de trabajo digno, estable y abundante, dada la fuerte tasa de desempleo y las necesidades por las que pasan muchas familias, es una auténtica prioridad”.
8. La interculturalidad.
“Vivimos en un Estado intercultural, en el que las diversas etnias, por medio de su identidad, usos y costumbres ancestrales, suponen una inmensa riqueza. De aquí el valor del respeto, aprecio y defensa de la interculturalidad”.
“Los pueblos indígenas, sujetos de derecho y de deberes, tienen en sí mismos, en su propia historia y realidad, su dignidad y su derecho a ser reconocidos, respetados y protegidos. Y, con ellos, su hábitat, sus espacios de vida y de trabajo, en especial referencia a la tierra y al agua. Dividir a los indígenas, debilitar sus organizaciones, reducir sus tradiciones a un aspecto meramente folclórico, por rentabilidad política, es un grave atentado al derecho que los pueblos tienen a vivir y progresar en paz”.
Compromisos de cara a las elecciones, según la Iglesia
En su carta, los obispos de la Iglesia Católica piden que haya un compromiso ético, respeto a la vida, cuidado de la familia y cuidado de la creación, es decir, del medioambiente.
La corrupción en Ecuador.
“La ética nos pide a todos, pero muy especialmente a los que rigen los destinos de los pueblos, una conducta moral intachable, especialmente en el ejercicio de la función pública”.
“No deja de ser especialmente escandaloso que la corrupción se dé al tiempo en que miles de personas viven en el desempleo, y las familias humildes experimentan graves necesidades. Sin una auténtica regeneración ética no podemos afrontar el futuro”.
“Los ciudadanos claman por un ejercicio honesto del poder, escandalizados y dolidos ante los últimos episodios de corrupción. A la decepción de haber sido robados, se añade el hecho de que, a pesar de las condenas judiciales, el dinero no siempre se devuelve”.
“La corrupción deja en evidencia la falta de control y de fiscalización que el Gobierno y las demás instituciones del Estado deben ejercer sobre todos, pero muy especialmente, sobre los funcionarios públicos”.