En la agencia ConQuito existe una bolsa de empleo. Cada semana reciben a postulantes que buscan trabajo. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Desde abril del 2016 hasta el viernes 28 de octubre, los afiliados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) aportaron USD 108 millones al fondo solidario para atender a los asegurados que fueron despedidos de su trabajo.
El seguro de desempleo se introdujo en abril con la Ley Orgánica para la promoción del trabajo juvenil y cambió las reglas de juego para la llamada cesantía, una especie de ahorro que tenía el afiliado para cuando se quede en el desempleo. No obstante, la cesantía – por lo general- no se retiraba sino que era vista como un ahorro para la jubilación.
Antes de la ley, la cesantía se financiaba con el 3% del aporte sobre el salario del trabajador a través de una cuenta individual (similar a una cuenta de ahorro). Pero desde abril pasado ese porcentaje se dividió: 2% para la cuenta del afiliado y 1% para el fondo solidario destinado para las personas que perdieron su trabajo.
Según datos del IESS, se recaudaron USD 324 millones desde abril hasta el viernes por el aporte del 3% del afiliado.
De ese monto, USD 108 millones fueron al fondo solidario para el desempleo y el resto; esto es, USD 216 millones, a las cuentas individuales de cesantía de los afiliados, según datos del IESS.
El fondo solidario ha beneficiado hasta el 28 de octubre a 23 485 personas que fueron despedidas; para esto se desembolsó USD 19,8 millones. El mayor número de solicitudes presentadas fueron de Guayas, con un 33%, le siguen Pichincha (19%) y Manabí (9%). Los meses de mayor demanda del seguro fueron mayo y julio.
El seguro de desempleo es un beneficio económico que protege al afiliado por un máximo de cinco meses mientras encuentra otro empleo. El pago se compone de dos partes: un monto fijo de USD 256 dólares mensuales y un monto variable que depende de lo acumulado en su cuenta de cesantía. Para solicitar el seguro de desempleo, debe llenar un formulario el día 61 después de haber sido despedido.
A fines de marzo pasado, por reajustes económicos de su empresa, cerraron la agencia en Guayaquil en la que María Tey Montanel se desempeñaba como gerenta regional. En esta empresa colocadora de empleos la guayaquileña recibía un sueldo de USD 3 000.
Dos días después que le notificaran sobre su despido, recibió una llamada desde el call center del IESS para comentarle del nuevo producto: el seguro de desempleo; por lo que se inscribió en la página web.
Montanel recibió el beneficio en julio, pero aún no le han pagado de agosto y septiembre. Pese a los retrasos en el desembolso de este seguro, dice que este ingreso le ha permitido solventar algunos gastos como el pago de servicios básicos, dijo.
Nicolás Rodríguez también accedió a este seguro. Él fue despedido de su cargo en el área de comunicación en una entidad pública, en febrero pasado. Aplicó al beneficio y lo recibió en julio y agosto, pero le deben septiembre y octubre.
Por reestructuración en una fundación, a Rodrigo Jaramillo, de 29 años, le despidieron a fines de julio. Él aplicó a este seguro el 27 de octubre y esperará para el primer desembolso.
Richard Espinosa, presidente del Consejo Directivo del IESS, indicó ayer que el seguro de desempleo cuenta con un sistema automatizado, pues todo el trámite se realiza a través de su página web.
Pero dijo que “pueden haber casos en los que por actualización de datos que no lo hace el usuario, como el cambio de número de cuenta, por ejemplo, se presenten retrasos”.
Según Espinosa, del total de beneficiarios de este seguro, solo 40 personas tuvieron problemas por este tema. Agregó que también el desconocimiento al procedimiento del desembolso, por ejemplo, puede confundirse como retraso: “este sistema tiene su lógica. Si no consigue trabajo después de tres meses ahí está el IESS para proteger al afiliado”.
Joaquín Viteri, exdirector del IESS, señaló que la demanda de este seguro refleja la pérdida de empleos formales. La tasa de desempleo fue de 5,2% el mes pasado, mayor al 4,3% de igual mes del 2015, aunque se mantiene casi sin variación frente a junio pasado, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).