Redacción Judicial
La Policía confirmó la identidad del esqueleto que se encontró esta semana en un pozo séptico de una casa, en Guamaní (sur de Quito). Pertenecen a Ibelia Torres, quien desapareció hace 13 años de forma sorpresiva. Entonces tenía 41 años.
La última vez que se la vio fue el 21 de noviembre de 1996. Ese día sus dos hijos, de 11 y 13 años, se despidieron de ella porque iban a la peregrinación de la Virgen de El Quinche.
Pero al regresar, su padre, Emilio B., les dijo que Ibelia los había abandonado. Extrañamente, recuerda una vecina, ese mismo día el pozo séptico de la casa fue sellado por el cónyuge. “Él dijo que se había llenado de basura”.
La Policía entregó a sus familiares los restos de la mujer el viernes. Estaba previsto que sean velados el sábado. Uno de los asistentes aseguró que el hallazgo se pudo dar gracias a la persistencia del hermano de Ibelia, Kléver Torres.
Luego de que él se enteró de su desaparición visitó el barrio donde residía y buscó pistas para dar con su paradero. Entonces, relacionó la desaparición con el cierre del pozo y regó sus sospecha en la vecindad.
Luego, la Policía recibió una denuncia y acudió a la casa para esclarecer el caso. Sobre el viejo Pozo, Emilio B. había construido una losa de cemento y un baño.
El fiscal de Delitos Contra la Vida, Vicente Reinoso, ordenó que se realice una excavación y los obreros contratados tuvieron que perforar cerca de 20 metros para encontrar los primeros restos de Ibelia. El lodo que se extrajo del pozo aún permanece en la entrada de la vivienda, al igual que la cinta amarilla de ‘Peligro’, de la Policía.
Los transeúntes del sector continúan sin salir del asombro y miran fijamente el domicilio cuando cruzan cerca.