Hugo vs. capitalismo

‘El capitalismo está amenazando con acabar con la vida... el capitalismo es el camino del infierno, a la destrucción del mundo... el socialismo es el rumbo para la salvación del planeta”, ha dicho Hugo Chávez en el discurso que pronunció en la cumbre ambiental global celebrada hace poco en Copenhague.

Aparentemente Chávez considera al socialismo como el mejor aliado del medioambiente. Sin embargo, el líder bolivariano parece olvidar el desastroso legado ambiental que han dejado algunos de los mayores regímenes socialistas del mundo. Algunos ejemplos:

Los programas de irrigación desarrollados por la socialista Unión Soviética destruyeron el Mar Aral -alguna vez uno de los lagos salinos más grandes del mundo, que hoy cuenta con apenas un 10% de su superficie original-, devastando la próspera industria pesquera que alguna vez existió en sus alrededores y provocando un pavoroso daño medioambiental en toda la región. También vale recordar que el mayor desastre ambiental de origen nuclear de la historia tuvo lugar en la planta de energía de Chernobil, localizada en pleno corazón de la URSS, cuyos efectos se sienten hasta hoy.

La ‘socialista’ China es uno de los países más contaminados del mundo, donde, según la OMS, la polución mata a 700 000 personas al año y ha convertido al cáncer en la principal causa de muerte entre sus habitantes.

Por otro lado, si el capitalismo es tan peligroso para la naturaleza,   ¿cómo es que en la ciudad de Nueva York, uno de los principales centros del capitalismo mundial, es posible respirar aire más puro y beber agua más limpia que en Quito, Caracas o en cualquiera de las capitales del socialismo del siglo XXI? ¿Cómo es que las principales naciones capitalistas viven hoy procesos de ‘forestación’, en lugar de ‘deforestación’? ¿Cómo es que la mayor parte las nuevas tecnologías ‘limpias’ y los productos ‘ambientalmente amigables’ son inventados o desarrollados en el mundo capitalista?

Lo que no quiere decir que el capitalismo sea inofensivo con el ambiente. Simplemente está mejor equipado para lidiar con los problemas ambientales.
En primer lugar, porque al existir una menor cantidad de áreas ‘comunales’ bajo control o propiedad estatal, se reducen las probabilidades de que puedan ser explotadas indiscriminadamente. En segundo lugar, porque solamente los mecanismos de mercado y la interacción democrática de los sistemas capitalistas permiten revelar e ‘internalizar’ adecuadamente los costos ambientales que generan las actividades humanas. Y, en tercer lugar, por que nada supera al sistema capitalista a la hora de generar innovaciones tecnológicas que en la actualidad son fundamentales para resolver los problemas ambientales.

Para fortuna de la humanidad -y del capitalismo- parece que solamente Chávez aún ignora estas realidades.

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