Los proyectos de agricultura urbana y periurbana en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia y Ecuador han generado ahorros a las familias que van de USD 32 a 42 mensuales. Eso informó la FAO, que apoya esos programas.
La comercialización de excedentes de los huertos permite la reinversión y es un apoyo a la seguridad alimentaria de niñas y niños pobres, ya que los alimentos producidos en las huertas se suelen vender a comedores escolares públicos.
“Siempre que se utilicen buenas prácticas que aseguren la calidad de los alimentos y el cuidado con el ambiente, la producción para autoconsumo es una estrategia que puede ayudar a familias pobres a enfrentar épocas de crisis como la que vivimos actualmente”, afirmó el representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, José Graziano da Silva.
El proyecto en Ecuador busca mejorar las condiciones nutricionales de los niños en los Centros de Desarrollo Infantil en situación vulnerable.
Se implementaron módulos hidropónicos de producción de hortalizas que abastecieron a 54 centros, para alimentar a más de 2 500 niños y niñas.
El 70% de la producción abastece a los centros y el 30 % se comercializa en el mercado. Cada módulo se convirtió en una microempresa, que genera ingresos por USD 31 en promedio.
En Bogotá y Medellín, los proyectos benefician a desplazados internos y permiten un ahorro de hasta USD 42 para las familias participantes. Las huertas benefician a 2 703 familias. En solo 10 metros es posible cosechar un promedio mensual de 20 kilos.