El último abrazo que Nelly recibió de su abuela Elvira, fue más fuerte de lo normal. Era la mañana del lunes, la mujer tomó a la niña de 5 años y logró que no sufriera heridas luego de ser impactadas por un vehículo que era perseguido por agentes antinarcóticos.
Elvira, de 50 años, falleció, al igual que sus hijos Eddy (35 años) y Marjorie (de 24). La niña y el conductor del carro afectado sobrevivieron y ahora se recuperan en Guayaquil.
Lo único que los testigos dicen es que las víctimas se dirigían a comprar diarios en la avenida 25 de Julio, al sur de Guayaquil, para después venderlos en el mercado del Guasmo Sur. Allí tienen un pequeño negocio desde hace 15 años.
Ayer, 9 de diciembre, Carlos Plúas, familiar de los fallecidos, recordaba que la jornada de trabajo inició muy temprano para las víctimas de este siniestro. Ángel Chávez, un vecino que prestaba sus servicios de transporte, recogió en su vehículo a los tres adultos, junto a la nieta, en sus casas ubicadas en el Guasmo Sur, aproximadamente a las 04:30.
Salieron de la casa y la niña los acompañó. Nelly siempre tenía la costumbre de ir en las piernas de su abuelita, en este caso no fue la excepción. Sabemos que eso fue lo que le salvó la vida”, comentó Chávez.
Los cuerpos de las tres víctimas fueron velados en la vivienda de un familiar de Elvira, en la Cooperativa La Florida, en el Guasmo Sur. Al lugar llegaron desde la tarde del lunes familiares, amigos y compañeros de trabajo de los fallecidos.
El sitio se llenó de fotos y recuerdos. Una de las mejores amigas de Marjorie, Estela Palacios, aseguró que la joven “aprendió de su mamá a trabajar duro en el mismo oficio de canillitas. La muerte la sorprendió antes de que cumpliera su sueño de montar un negocio más grande”.
Los féretros con los cuerpos fueron trasladados, a las 13:30 de ayer, al recinto La Comuna, del cantón Jipijapa, en Manabí, para su sepultura. Esa era la tierra natal de la familia.
Representantes del Ministerio del Interior gestionaron el traslado de los féretros en dos automotores pertenecientes al Comando de Policía y correrán con los gastos del velatorio y sepelio.
El ministro José Serrano y el gobernador del Guayas, Rolando Panchana también asistieron al lugar y hablaron con familiares de los afectados.
Mientras esto sucedía en la casa donde se velaban los tres cuerpos, los policías dijeron que seguirán las investigaciones. La Unidad de Inteligencia de Antinarcóticos, Coordinación Europea (Uiace), y el Grupo Especial Móvil de Antinarcóticos (GEMA) detuvieron a una persona que aparentemente trasladaba la droga que habría sido hallada en el auto investigado por el siniestro.
Según las investigaciones policiales, el conductor del carro sospechoso salió la madrugada del lunes desde Guayaquil hasta Playas para “entregar el cargamento de droga”. Pero esa operación se suspendió y el chofer del automotor habría intentado llegar a Guayaquil.
En ese intento se produjo la persecución. El jefe de la Unidad Antinarcóticos, Omar Paredes, dijo que cuando se percató del seguimiento policial, el sospechoso aceleró la marcha hasta a 170 kilómetros por hora, “para evadir a la autoridad”.
Según la Policía, el chofer tomó la ruta que conecta con la vía Perimetral, llegando hasta la avenida 25 de Julio, en el sur de Guayaquil. Continuó por esta calzada y circunvaló por debajo de un paso a desnivel a la altura de la avenida Raúl Clemente Huerta, en el sector del Guasmo Sur, en este giro impactó el automotor donde se transportaba Elvira y cuatro personas más.
“Apenas sintió el choque, la señora abrazó a la niña y la fuerza del golpe hizo que saliera del carro despedida. Su nieta gritaba que quería ver a su abuelita, pero yo me la tuve que llevar al hospital para que la curen. Cuando se despierte de la anestesia va a preguntar por ella, pero su abuelita ya no va a estar”, asegura un testigo.
Uno de los galenos del centro de salud donde fue atendida la niña sostuvo que la menor presentó lesiones superficiales, sin mayores complicaciones.
Lourdes, esposa de Eddy, se pregunta: “¿Cómo voy a criar a mis cuatro hijos?”. Ellos tienen 12, 9, 5 y 2 años vendiendo periódicos. Uno tiene epilepsia.