Olga Imbaquingo. Corresponsal en Nueva York
La ciudad de Newark, a menos de 30 minutos en tren desde Nueva York, es una de las urbes de más inseguras de Estados Unidos. Allá la violencia, provocada por las pandillas y el tráfico de drogas, casi todos los días deja víctimas fatales.
El lunes pasado, una pareja de inmigrantes ecuatorianos se sumaron a la larga lista de tragedias que suceden en Newark.
Fanny Cecilia Quinche y su pareja murieron violentamente. Al parecer, los celos obsesivos del joven fueron la causa de las muertes que ahora enlutan a dos familias humildes del Ecuador.
Según testigos, ella, quien estaba divorciada, ya no quería seguir con el hombre (del que no se sabe aún el nombre). Esto desembocó la ira de él, que le propinó 17 puñaladas y luego se quitó la vida con una puñalada en el corazón.
Lo dramático es que las dos hijas de Quinche, de 4 y 17 años, fueron testigos de los hechos violentos. La joven está en su etapa última de embarazo.
“Felizmente ella está bien y parece que el niño que está en su vientre no ha sufrido consecuencias”, contó el padre de la chica, Gonzalo Solano. “Mi otra hija también está bien, parece que no está consciente de lo que pasó. Solo las veo que están muy dolidas y tristes por perder a su madre, pero en general, bien”.
Según Solano, quien no quiere hablar de la suerte que correrá el cadáver del conviviente de su ex mujer, dice que el cuerpo de ella será repatriado al Ecuador el próximo jueves.
Este Diario intentó obtener la versión de Blanca Morocho, quien es familiar de una de las víctimas, pero no quiso hablar, porque aseguró que está tan golpeada con esta tragedia y que es tanto el dolor “que no sé ni cómo expresarme”.
“Si la gente hablara quizá esto no ocurriría. El problema es que ellos se callan y dejan que pase lo peor. Hay formas de evitar la violencia doméstica y lograr ayuda para ellos y para ellas. Lo que tenemos ahora es a dos hijas sin madre y a padres sin hijos en Ecuador”, dijo Walter Sinche, director de Alianza Internacional Ecuatoriana, quien ayuda a la familia de Quinche a buscar ayuda para la repatriación.
Él dice que cuando se conozcan estos problemas se debe hablar de ellos, porque la violencia doméstica es un problema para el que sí hay solución.