Puerto Príncipe, AFP
Haití lanzó hoy una vasta operación para alojar en diferentes partes del país a los cientos de miles de damnificados del sismo del 12 de enero, mientras las fuerzas estadounidenses trabajan para reabrir en 24 horas el puerto de la capital haitiana.
“Una vasta operación está en marcha. Vamos a reubicar a los sin techo”, declaró el ministro haitiano del Interior, Paul Antoine Bien Aimé, explicando que se crearan campamentos para dar cobijo a hasta 10 000 víctimas.
El gobierno haitiano contrató autobuses para transportar a los damnificados hacia el norte y sur del país desde Puerto Príncipe, semidestruida por el sismo.
Al menos 500 000 personas quedaron sin techo sólo en la capital haitiana, donde se levantaron unos 477 campamentos improvisados, según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), con sede en Ginebra.
“El número (de los sin techo) aumenta y no incluye a las personas fuera de Puerto Príncipe”, donde varias ciudades al oeste de la capital han sido gravemente dañadas por el sismo, precisó una portavoz de la organización, Jemini Pandya.
Las autoridades haitianas estiman que la cifra puede llegar al millón de afectados.
En Croix-des-Bouquets, a 17 km de Puerto Príncipe, un batallón brasileño empezó a preparar el terreno para instalar uno de los refugios.
El Banco Interamericano de Desarrollo prevé por su lado construir en este lugar casas sólidas para unas 30 000 personas.
Los balances provisorios de la catástrofe causada por el terremoto seguían siendo de unos 75 000 muertos y 250 000 heridos. La ONU estima que tres millones de personas requieren ayuda humanitaria.
Estados Unidos habilitó cuatro aeropuertos para recibir la ayuda: dos en Haití y dos en el vecino país de República Dominicana, dijo el general Douglas Fraser, jefe del Comando Sur de Estados Unidos.
Washington anunció un refuerzo de 4 000 efectivos, con lo que la cifra de hombres desplegados en Haití alcanzará los 15 000 el viernes.
Las fuerzas estadounidenses trabajan en la reapertura del puerto de la capital haitiana, con el fin de descongestionar el aeropuerto, adonde llega lo esencial de la ayuda humanitaria.
“Vamos a reabrir el puerto al tráfico comercial desde el viernes”, afirmó el general Kenneth Keen, quien supervisa las operaciones estadounidenses en Haití.
Entretanto, el dispositivo norteamericano continuaba suscitando controversia ante lo que presidentes como el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales consideran “una ocupación militar”.
“Los estadounidenses están aquí por pedido nuestro”, declaró el jueves el Primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive a la radio francesa RTL.
“Haití no está bajo tutela” estadounidense, enfatizó el presidente René Preval en entrevista con el diario “Liberation”.
Entre los nuevos anuncios de ayuda, el Banco Mundial anunció el jueves que suspende durante cinco años el reembolso de las sumas que le debe Haití y que trabaja para la anulación total de esa deuda.
A pesar del tiempo transcurrido desde el terremoto, los cuerpos de socorro continúan trabajando en el rescate de supervivientes, animados por los éxitos de los últimos días.
Telle Mendji Bahina Sanon, una haitiana de 11 años, fue encontrada viva el miércoles al anochecer después de pasar ocho días bajo los restos de su casa.
“Los socorristas están trabajando ahora como desde el primer día” , declaró el jueves en Ginebra Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de Coordinación de asuntos humanitarios de la ONU. “Mientras haya esperanza, así disminuya con los días, de salvar una sola vida, continuaremos”, destacó.
Desde el inicio de las operaciones, según la ONU, un total de 121 personas fueron recuperadas con vida de entre los escombros, todo un récord frente a otros sismos en el mundo.
No obstante las escenas frecuentes de saqueos en la capital, la seguridad en Haití está bajo control, aseguró Vicenzo Puguese, portavoz de la Misión de la ONU para la Estabilización de Haití (Minustah).
Entretanto, cientos de miles de haitianos, en la capital y el interior, seguían esperando ayuda, la mayoría en condiciones de higiene terribles que provocan diarrea e infecciones.
Los afectados carecen de todo, pero los que lograron reunir agua, víveres o gasolina los revenden a precio de oro, lo que ha provocado una fuerte alza de los precios.
Frédéric Leny, chofer de taxi que aumentó sus tarifas, se justifica: “Gano mucho dinero, pero esto no va a durar. En pocos días, todo el mundo habrá olvidado a Haití”.