Puerto Príncipe. DPA y AFP
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) necesita urgentemente médicos para su campaña de vacunación en Haití, destinada a evitar que surjan epidemias tras el terremoto del pasado 12 de enero, informó ayer el portavoz del organismo, Paul Garwood.
Durante la primera semana fueron atendidas más de 62 000 personas, pero esta cantidad supone solo el 10% de los que necesitan ser vacunados, indicó Garwood en la sede central de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.
Los médicos vacunan a los grupos de riesgo entre la población haitiana contra la difteria, el tétano, la tosferina, el sarampión y la rubéola. Durante las últimas seis semanas no han surgido epidemias en Haití. Pero sí ha habido algunos casos aislados de malaria e incluso tifus, indicó la OMS.
Entre tanto, cada vez más haitianos abandonan la destruida capital Puerto Príncipe. “Ya son casi 600 000 los habitantes que han abandonado la ciudad y que han buscado refugio en las provincias de los alrededores. Eso supone una importante carga para las regiones y las personas que ahí residen”, señaló Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).
También en los alrededores hacen falta agua, instalaciones sanitarias y medicinas. Puerto Príncipe tenía 1,2 millones de habitantes antes del terremoto y otro medio millón vivía en la periferia.
El mayor problema sigue siendo la falta de alojamiento. Más de 330 000 personas han obtenido ya materiales de construcción, apenas una tercera parte del total de indigentes, dijo Byrs.
Naciones Unidas y organizaciones de ayuda humanitaria están sometidas a presión, porque en dos meses comienza la temporada de lluvias, que supondría una amenaza para cientos de miles de personas que se verían expuestas a las fuertes precipitaciones sin un techo bajo el que cobijarse.
Las masas de agua podrían inundar las sencillas fosas sépticas y desatar así epidemias.
Además, a partir de junio comienza la temporada de ciclones. Por ello la Cruz Roja se esfuerza por asegurar las fosas sépticas. “Trabajamos muy duro para tapar las fosas y proteger además las reservas de agua potable”, afirmó Marie-Françoise Borel.
Unos 5 000 voluntarios están operando en estas tareas. Además, la Cruz Roja está importando material de construcción al país, para poder erigir alojamientos que resistan huracanes.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha alquilado 1 000 retretes transportables, para evitar epidemias. Otros 2 600 han llegado ya a Puerto Príncipe. No obstante, su uso está destinado a 110 000 indigentes. Hasta abril está previsto que lleguen otras 10 000 letrinas y en total 20 000 en los próximos seis meses. Antes del terremoto de enero, solo un 17% de los haitianos disponían de un retrete.
Cinco días después del mayor llamamiento a efectuar donaciones lanzado por Naciones Unidas, el organismo ha recaudado ya casi la mitad de la suma necesaria. Hasta la fecha ha sido destinado a Haití un 48% de USD 1 440 millones requeridos, sostuvo un portavoz de la ONU.
Gran parte de ese importe ya había sido transferido con anterioridad, ya que la comunidad internacional había puesto en marcha un llamamiento a realizar donaciones por más de USD 577 millones el 15 de enero, tres días después del terremoto.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y su enviado especial a Haití, el ex presidente estadounidense Bill Clinton, aseguraron que la actual iniciativa para la recaudación de fondos es necesaria, pues tres millones de personas, casi un tercio del total de haitianos, fueron afectados.
Entre tanto, la OCHA y los servicios de protección civil haitianos cifraron en al menos 222 517 el número de personas que perdieron la vida y en 310 900 las que resultaron heridas en el terremoto que asoló Haití.
Además, un millón de personas habrían perdido su hogar, según informó Radio Metropole citando a los servicios de protección civil del país. La mayoría de ellos se ha instalado en barrios miseria en las afueras de la capital.
‘Nadie estaba preparado’
Un alto funcionario de la ONU, Anthony Banbury, declaró ayer que ni la organización ni nadie estaba preparado para afrontar “el desastre con más retos que jamás tuvo Naciones Unidas” en relación con el sismo que devastó Haití, el pasado 12 de enero. Se trata del mayor desastre de la historia, según los expertos.
Banbury también recordó la complejidad y las necesidades que tiene el país haitiano tras el terremoto, desde refugios para los que se quedaron sin casa a condiciones sanitarias adecuadas.
“Es imposible solucionar un problema, como el del alojamiento, sin solucionar otro, como el del saneamiento”, explicó Banbury, que reconoció que la respuesta a la crisis haitiana por parte de la ONU “no ha sido perfecta”, aunque, apuntó, “se avanzó mucho”.