Guillermo Lasso vio el partido Ecuador - Paraguay en el sur de Quito
Guillermo Lasso miró el partido de Paraguay- Ecuador en una pantalla gigante ubicada en el sector de la calle Ajaví, en el sur de Quito. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
Desde la primera fila de la sede de la cooperativa de vivienda IESS - FUT, el candidato Guillermo Lasso siguió el partido entre Paraguay y Ecuador, que se jugó en Asunción, la capital paraguaya.
En el lugar se colocó una pantalla gigante la noche de este jueves 23 de marzo del 2017 para ver el juego en compañía de los vecinos de la avenida Ajaví, en el sur de Quito.
Los gritos de "¡sí se puede!", "¡Lasso, presidente!" y "¡cambio! " se mezclaban durante el partido. Los asistentes creían necesario un cambio y el candidato aprovechaba para hacer círculos con sus manos, el gesto que usa en sus campañas proselitistas rumbo a las elecciones del 2 de abril próximo.
Lasso llegó luciendo un suéter amarillo, con el emblema de la Selección Ecuatoriana de Fútbol. Se sentó junto a su esposa, María de Lourdes Alcívar e intentó ver el partido con atención. Sin embargo, no lo logró del todo.
Cada tanto, sus simpatizantes lo interrumpían para tomarse 'selfies' junto a la pareja. Los abrazaban y mantenían unos segundos de conversación. Ellos aceptaban con amabilidad y sonreían.
Alcívar posaba con sus pulgares arriba, abrazaba a su esposo o le tomaba de la mano. Lasso sonreía y, de reojo, volvía la vista a la pantalla para ver si algo cambiaba en el marcador.
La decepción fue grande cuando llegó el segundo gol de Paraguay. Junto a la pareja estaba el vicepresidenciable Andrés Páez. Su actitud frente al partido era más apasionada. Se ponía de pie, gritaba y gesticulaba frente a la pantalla. Pero también se daba tiempo para las fotos.
Cuando llegó el gol de Ecuador, los tres celebraron junto a los asistentes. Páez se paró para abrazar a sus acompañantes. Y el “¡Ecuador, Ecuador!" volvió a mezclarse con el "¡Lasso, presidente!".
El resultado se mantuvo hasta el final, pero los seguidores del candidato salieron contentos. "¡No importa, nosotros sí vamos a ganar!", gritaron en coro cinco mujeres que lo acompañaron hasta el auto que lo esperaba en la avenida Ajaví.
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