Los asientos reclinados han provocado molestias durante mucho tiempo. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
El cada vez menor espacio disponible en la clase económica de los aviones ha desatado una verdadera “guerra de las piernas” en Estados Unidos, con tres incidentes en diez días por asientos reclinados que han obligado a desviar vuelos.
Inclinar o no su asiento “es un tema de debate desde hace años”, indicó a la AFP Sarah Schlichter, redactora en jefe de la guía de viajes IndependentTraveler.com. “Pero lo que acaba de suceder muestra bien que la gente ya no está satisfecha con la calidad de su viaje a bordo de los aviones”, agregó.
El último incidente tuvo lugar el lunes, 1 de septiembre del 2014, por la noche en un vuelo de Delta que iba del aeropuerto de LaGuardia en Nueva York a West Palm Beach (Florida, sudeste) y que debió aterrizar antes en Jacksonville (también Florida).
Amy Fine, una estadounidense de 32 años, denunció que tenía su cabeza apoyada en la mesa plegable de la parte trasera del asiento a su frente cuando la persona que viajaba delante reclinó la butaca golpeándola.
Fine empezó a discutir con la pasajera en cuestión y un azafato se acercó para intentar calmarla, pero esto sólo logró enfurecerla más y exigir que el avión aterrice de inmediato. La tripulación, que rechazó esa exigencia en un primer momento, debió ceder que ya que la mujer comenzó a agitar las manos y mostrarse agresiva.
Unos días antes, el pasado jueves, un francés furioso porque la pasajera delante suyo bajó demasiado el respaldo de su asiento, en un viaje Miami-París, obligó a desviar un vuelo hacia Boston (noroeste), donde fue desembarcado y acusado de obstaculizar a la tripulación. Edmond Alexandre, un parisino de 61 años, habría alzado la voz y habría seguido por el pasillo a un miembro de la tripulación que intentó calmarlo, lo que motivó la intervención de un vigilante de seguridad a bordo que lo dominó y esposó.