Los guayaquileños hacen una pausa para celebrar a la urbe porteña
La presidenta de la empresa de Turismo, Gloria Gallardo (c), estuvo en la apertura del desfile junto a las reinas de Guayaquil. Foto: EL COMERCIO
El repique de las liras y los tambores opacó el tradicional ruido del tránsito y de los locales comerciales de la avenida 9 de Octubre, centro de Guayaquil. Aunque este martes 25 de julio del 2017 se trabaja con normalidad, quienes laboran en esta comercial vía de la urbe porteña se tomaron unos minutos para disfrutar del desfile cívico estudiantil que recorrió esta arteria principal.
La Empresa Pública Municipal de Turismo empezó cerca de las 11:00 la segunda fase del desfile Guayaquil es mi destino por las fiestas de fundación. Los estudiantes, con sus uniformes de parada, partieron desde el Parque Centenario. Bandas de guerra, bastoneras y abanderados rindieron su homenaje a la ciudad por sus 482 años de fundación.
Antonio Lugo labora en un almacén de electrodomésticos y salió al portal del negocio para al menos ver las banderas flamear. “Es una pena tener que trabajar en esta fecha. Pero el sonido de las bandas alegra el día. No hay cómo perdérselo”, dijo mientras se empinaba un poco, intentando ver algo más. Un cordón de asistentes, que se extendía por la vereda, le cortaba la visión.
Los vendedores ambulantes también aprovecharon la jornada para ofrecer sus productos. Algodones de azúcar, churros, sombreros, agua, helados, juguetes… Los comerciantes se escabullían entre los estudiantes, en busca de clientes en las aceras.
El bullicio de los vehículos se concentró en otras vías aledañas. Algunas calles céntricas fueron cerradas, lo que ocasionó congestionamientos. La Agencia de Tránsito Municipal estuvo a cargo del operativo de desvío.
Santa Vargas esperó ver a su hija, quien era parte del homenaje. Pero aseguró no sentir la emoción de años anteriores. “Las fiestas deben celebrase en el día. Imagínese, aquí está un grupo de chicos y el resto está en clases. Y la gente, trabajando. Así se van perdiendo las tradiciones”, dijo esta madre de familia.
Aunque la jornada laboral no se suspendió, los guayaquileños buscaron la forma de tomar fotos y ver el paso de los estudiantes. Algunos se concentraron en los balcones. Y varias familias se tomaron unas horas para separar un espacio en las aceras y jardineras de la 9 de Octubre.
Ni las mascotas quisieron perderse la fiesta. Las hermanas Doris y Ángela Andrade salieron con Bongo, un pequinés negro que resaltó entre la multitud con una guayabera en miniatura, y Mila, una loba blanca que paseó por el centro con un traje de criolla bonita.
El recorrido se dividió en tres tramos. En la mañana salieron seis carros alegóricos desde el sur. El Buque Escuela Guayas, los villanos y superhéroes de las películas, las casonas antiguas y la gastronomía guayaca fueron algunos de los temas escogidos en esta ocasión.
La banda de la Policía Metropolitana abrió este tramo. El eco de Guayaquileño, madera de guerrero contagió a los transeúntes, que hicieron una pausa a sus trámites. La presidenta de la empresa de Turismo, Gloria Gallardo, también estuvo en la apertura junto a las reinas de la ciudad.
Por los parlantes, instalados en las esquinas, se anunciaba el paso de cada delegación. Más de 50 instituciones educativas, con 4 500 alumnos, fueron parte de este tramo. El festejo continuará en la tarde, con un festival de danza.
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