Moradores protagonizaron una protesta sobre la avenida De los Conquistadores, que es la única vía que conecta el sector de La Floresta con la Simón Bolívar y que sirve de acceso al valle de Tumbaco. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Una hora demoró llegar a un acuerdo entre moradores de Guápulo y funcionarios del Municipio de Quito. Los primeros aseguraban estar inconformes con el cierre vial de la calle Germánico Salgado, que comenzó desde el lunes 29 de agosto del 2016.
Los funcionarios municipales, Julio Puga, de la Agencia Metropolitana de Tránsito, y Ana Vintimilla, administradora del Distrito Manuela Sáenz, por otro lado, defendían el proyecto del cierre vial y aseguraban que era para aminorar la carga vehicular por Guápulo y preservar su patrimonio.
Con el cierre de esta calle la conexión vial entre Quito y Tumbaco y viceversa se permite sólo por la av. De los Conquistadores.
Para los habitantes, el beneficio de la restricción vehicular y la reducción del flujo de autos que circulan por allí era para solamente una parte de los moradores; mientras “los que vivimos por la avenida De los Conquistadores tendremos que soportar que todos los carros bajen por aquí”, aseguraba Martha Santos, quien vive 30 años en este tradicional barrio.
Por ese motivo desde las 18:00 protagonizaron una protesta justamente sobre la avenida De los Conquistadores, que es la única vía que conecta el sector de La Floresta con la Simón Bolívar y que sirve de acceso al valle de Tumbaco. Esta fue cerrada con escaleras, escobas y palos y los habitantes se congregaron hasta las 21:30.
“No nos mueven y no nos moverán”, gritaba medio centenar de personas, la mayoría sobrepasaba los 50 años de edad. Incluso un religioso de la iglesia de Guápulo asistió a la protesta, pues aseguraba que tiene feligreses que viajan desde Tumbaco y se congregan en su parroquia.
Luego de la llegada de los funcionarios municipales, un grupo de vecinos accedió a dialogar. Tras una hora resolvieron que esperarán 15 días hasta que exista una primera evaluación y si se evidencia una reducción de la carga vehicular por el barrio.
“Nuestras casas también están cuarteadas por el paso de los carros pesados. Tenemos miedo de que nuestros hijos salgan a la calle, porque los carros bajan por aquí a toda hora”, comentaba Carlos Herrara.
En la reunión, los habitantes también solicitaron salvoconductos para movilizarse en sus vehículos desde el sector sur de Guápulo hasta la iglesia o la fábrica de textiles que se ubica detrás de la iglesia, pues allí están sus trabajos y no quieren subir a La Floresta para darse la vuelta.
Al final, un grupo decidió esperar los 15 días de prueba, mientras otros se convocaron para las 06:00 a otra nueva protesta.
“Déjennos siquiera ver si funciona o no el plan que hemos diseñado. Nosotros queremos escucharles y trabajar por el beneficio de todos, si hay casos puntuales de personas que necesitan pasar por la calle Salgado, lo analizaremos”, dijo Vintimilla.