Agentes del Grupo de Intervención y Rescate actuaron ayer ante un alerta de bomba en la Fiscalía de San Lorenzo. Fotos: EL COMERCIO
Poblaciones fronterizas de Esmeraldas se convirtieron en puntos estratégicos para los carteles colombianos y mexicanos. Agentes de la Armada y de la Policía confirman este dato y revelan que los narcos montaron fuertes estructuras en el país para acopiar la droga que llega desde Colombia.
En Ecuador, la carga ilegal es escondida entre los manglares, en islas y en viviendas de poblados pequeños.
Una localidad identificada por los investigadores es Limones. EL COMERCIO ingresó ayer a esta población que alberga a más de 7 000 personas y a la cual solo se puede acceder en lanchas. Desde San Lorenzo el viaje dura unos 50 minutos. Es una isla que tiene salida al Océano Pacífico.
Allí el sol es intenso. En las calles de tierra y adoquín, las personas se movilizan en motos o bicicletas. No hay autos.
En el cuartel policial hay 15 uniformados y dos motos. Unos contenedores de metal fueron adecuados como dormitorios para los agentes. Allí tienen una celda.
Tras el ataque terrorista en San Lorenzo, Limones también es vigilado. Agentes del GIR llegaron ayer a esa población, pues reportes de la Policía colombiana dicen que a esa zona pertenece alias ‘Guacho’, un disidente de la extinta guerrilla de las FARC, a quien se le atribuye el atentado con carro bomba contra el comando policial de San Lorenzo.
La gente de Limones sí ha escuchado del personaje. Pero dicen que no es de allí. “Guacho es peligroso, lo último que supe de él es que se fugó de la guerrilla”, dice un hombre mientras camina por el puerto donde hay 15 pescadores.
Ellos conocen a ‘Guacho’, pero cuentan que no le han visto últimamente. Distinta información tienen los militares de Fuerzas Especiales.
Saben que el exguerrillero envía cargamentos de droga a EE.UU. y Centroamérica desde San Lorenzo y Limones.
Otras organizaciones del narcotráfico, en cambio, operan desde Rompido, Olmedo, La Tola, Quebral, Santa Rosa, Cauchimalero y Pamponal de Bolívar. Desde estos puntos salen las lanchas con dos motores de alta potencia.
Para los marinos, detectar la salida de esas embarcaciones se vuelve complejo, pues los narcos tienen mayores recursos tecnológicos. Operan con teléfonos satelitales, armas y escuadrones de sicarios.
Por ejemplo, alias ‘Guacho’ reclutó más de 60 hombres en el último año. Los navales no descartan que tenga nexos con un grupo denominado Oliver Sinisterra, un brazo delictivo surgido entre los ex FARC.
Ellos también cometen otros delitos en la frontera con Colombia. El tráfico de combustible es uno de ellos, ya que la gasolina es apetecida en Colombia para procesar la cocaína.
Colombia ha seguido al sospechoso al menos seis meses. Incluso sabían cómo se trasladaba a su hogar materno.
El ministro de Defensa de Ecuador, Patricio Zambrano, dice que ya se tenía datos sobre los “sucesos sumamente complejos” en la frontera.
En Mataje, una población a 20 minutos de San Lorenzo, se ve cómo los sospechosos lanzan canecas de combustible a un río que delimita a Ecuador con Colombia. Los extranjeros salen en pequeñas canoas y recogen los recipientes.
Militares que custodian esa zona han detectado que los narcos también sacan la droga de Colombia por esa localidad.
Usan una carretera que hace dos meses se terminó de construir. Por ahí no pasan buses y transitan pocos vehículos.
En Mataje se construyó el puente binacional que conecta a Colombia. La estructura mide unos 60 metros de largo y costó USD 2,6 millones. Allí está un letrero que dice bienvenidos a Colombia. Pero al otro lado no hay carretera.
El puente conecta a una peña por la que transitan caballos.
Los militares no descartan que los narcos utilicen esa estructura para pasar los cargamentos de droga o las armas.
Ayer, militares de Fuerzas Especiales resguardaban esa población y vigilaban los vehículos que ingresaban.
En San Lorenzo, en cambio, todo el día se desplegaron operativos en distintos barrios.
En la mañana, agentes del GIR custodiaban la Fiscalía, luego de una alerta de bomba. Otra zona donde se mantiene la vigilancia es Las Delicias, el barrio que resultó afectado por el carro bomba.
Ayer, los vecinos de ese sector intentaban arreglar sus casas destruidas. Ellos contaron que nadie les alertó del ataque y que a la hora del estallido se encontraban en sus casas.
Inteligencia de la Armada advierte que en el último año ha conocido de amenazas de los narcos. “Dicen que van a explotar edificios, casas y puentes, pero nunca lo habían cumplido. Por eso nos sorprendió el carro bomba”, señaló uno de los militares.
Para investigar estos hechos, ayer, 29 de enero del 2018, debía llegar desde EE.UU., personal que ayude a indagar el ataque.
Ayer, fiscales de cinco países se reunieron en Quito para analizar el crimen organizado. Néstor Martínez, de Colombia, dijo que se detectó un centenar de bienes de las FARC en poblaciones ecuatorianas.